En nuestro país, las deudas ya se transformaron en algo normal, casi diría algo natural.
Ya no quedan gobiernos, o políticos que hayan cumplido con las promesas hechas, cuando mendigaban votos, o en su defecto, cuando quisieron “comprar votos”.
Y como siempre digo, me voy a tomar el atrevimiento, de hacer un análisis de la realidad actual que atraviesa nuestro querido país.
Tenemos 20.000.000 de argentinos por debajo de la línea de pobreza, un 65% de pobreza infantil, desocupación disfrazada de mayor empleo público y menor calidad de empleo, 50% de inflación anual (cuando a principio de año prometieron un 29%, y según ellos, era un disparate una inflación cercana al 50%) y además de todo esto tenemos una buena parte de la dirigencia política divorciada totalmente de la realidad, son parte de la imagen perfecta que describe la triste realidad que se vive en nuestro querido país.
Todos los gobiernos quedan en deuda con los habitantes de nuestro país, administración tras administración, no importan los colores políticos. Todos, absolutamente todos, tienen una deuda eterna con nosotros, los argentinos.
Todas las promesas incumplidas, cada objetivo que no se realiza, hace que la deuda sea aun mas grande.
Y hablando de deudas… a todos nos han enseñado desde niños, que las deudas se pagan. Y en el gobierno parece que se olvidaron de esa premisa que todos llevamos dentro, aun con toda la experiencia y la evidencia que la historia de nuestro país nos muestra, seguimos jugando a ver si hacemos un acuerdo con el FMI o no.
Se la pasan agrediendo al fondo monetario, todavía están culpando a Macri por lo sucedido (que tuvo su responsabilidad, obviamente, pero que ya hace tiempo que no está en el mapa) y hay un sector político que fantasea con la idea de no pagar, se creen que la culpa de que el país esté pasando por esta situación adversa se debe a la deuda con el FMI, y no con las décadas de corrupción y negligencia que han gobernado en nuestro país.
Este acuerdo, que ya se tendría que haber cerrado hace tiempo, hoy se transformó en otro aspecto de la grieta. Hoy es una de las causas de los piquetes y el oficialismo que se quiere despegar de todo, como siempre, nos quieren hacer creer que ellos no tienen nada que ver, y niegan total responsabilidad de esta realidad actual.
Una diputada nacional oficialista, que no vale la pena gastar palabras en nombrarla, dijo que el Fondo Monetario Internacional nos tiene que indemnizar a nosotros.
Este tipo de declaraciones, serían totalmente dignas de una comedia bizarra, de esas que te hacen llorar de la risa de lo tontas que son… pero no, acá en Argentina esas declaraciones vienen de las personas que dirigen los destinos de nuestra patria.
Los argentinos tienen múltiples reclamos, como lo son: la inflación, el desempleo y los impuestos. De hecho, los escucho desde que tengo uso de razón, por lo que me atrevo a decir que se van convirtiendo, poco a poco, en reclamos históricos.
La inflación, ese aguijón que nos afecta día a día a todos, y sobre todo a los que menos tienen. Un problema que el mundo, según la historia económica mundial, fue resolviendo hace más o menos 50 años, en cambio en Argentina, parece que hacemos todo al revés, se sigue discutiendo cuáles son sus causas y se siguen tomando medias que solo agudizan la situación, tales como, emisión monetaria descontrolada, congelamiento de precios y persecución a los empresarios, una mezcla peligrosa que dudosamente tenga un final feliz.
La creación de empleo debería ser la principal preocupación de los funcionarios y es otro de los reclamos históricos de nuestra gente. Según datos de universidades privadas, la Argentina hace 11 años que no genera empleo genuino.
El único empleo que creció durante el actual gobierno es el proviene del Estado o de trabajos informales. Miles de argentinos emigran en busca de un futuro mejor y los sueldos de las personas que tienen suerte de tener un trabajo, cada vez les alcanza menos.
El gobierno tiene que poner todos sus esfuerzos en crear condiciones para que la inversión pueda llegar a nuestro país (y así llegue la creación de empleo), y además generar confianza, algo fundamental, para que las empresas empiecen a invertir en suelo argentino. Y no soy experto en economía para darme cuenta de esto. (Asique vos, que defendés a capa y espada esta gestión, también te podrías dar cuenta de esta simple ecuación).
Pero, como es de costumbre en este gobierno, nadie hace nada. El presidente dice que el futuro depende de la casualidad y los legisladores, responsables de votar leyes que ayuden al bienestar de todos los que vivimos en el país, viajan a Disney y a las Islas Maldivas a disfrutar, en plena votación.
Ahora pasemos a otro de los reclamos históricos, los impuestos. A pesar del agobio de los aumentos y con una economía cada vez más dañada, la política parece no entender absolutamente nada. En 24 meses han aumentado o agregado nuevos impuestos cada 22 días hábiles, todo un record.
Más de 180 impuestos, amenazas de gravar hasta las herencias. En toda tu vida te cobran impuestos, para que el gobierno se financie para así poder llevar a cabo proyectos y políticas públicas para ayudar a los más necesitados, trabajas toda tu vida dando dinero para que el gobierno ayude, y como no cumple con lo que tiene que hacer, te sacan dinero de la propiedad que con tanto esfuerzo les dejaste a tus hijos, porque ahora si te aseguran que van a ayudar a los más necesitados. Es todo un chiste.
Entonces ¿Qué hicieron con toda la plata que te sacaron durante tu vida laboral? Simple. Se fue en “gastos del Estado”. O pensaste que los electrodomésticos que regalaron el año pasado y los colectivos para que vayan a los actos “multitudinarios” los pagaban los políticos y dirigentes de su propio bolsillo. La baja del despilfarro público es otra deuda que todavía queda por saldar.
La idea del gobierno, de que todavía queda un puñado de gente a la que se le puede seguir sacando plata, nos empobrece y nos atrasa aún más como país.
Muchas veces los mas importante no es el presente, sino lo que el futuro tiene deparado para nosotros. Al comenzar un nuevo año, las expectativas son buenas, y renovamos las esperanzas y tratamos de convencernos de que algo distinto puede venir mañana. Lo cierto es que vivir en Argentina, hace que nuestra esperanza de vivir cosas distintas se va desvaneciendo año tras año… y la deuda eterna con el pueblo, sigue creciendo.
La Argentina no da para más y los políticos no están escuchando al pueblo. La distancia entre ellos y la realidad que nos toca vivir a todos nosotros es cada vez más grande y la deuda con la sociedad se está volviendo imposible de pagar.
Esperemos que en este 2022 el gobierno no entre en default, porqué la deuda no es con el FMI, sino con todos y cada uno de los argentinos.