El desvarío es cada vez mayor. Con absoluta falta de timing cuando ya se había desatado la tragedia en Bahía Blanca, a través de los interminables posteo, esta vez referido a la economía le espetó a Milei con una frase, cuanto menos desafortunada: “estas con el agua al cuello”. Ahora en un nuevo posteo le reclama por no haber estado presente en Bahía Blanca y le imputa “que desconexión emocional que tenés”.
A ver, es cierto que más allá de la presencia, son importantes las medidas que se tomen, las que se pueden tomar sin necesidad de estar presente en el lugar. Igual, por la carga simbólica que tiene, hubiera sido importante la presencia física del Presidente en Bahía. Hace un par de meses hubo inundaciones en Valencia, España. Los reyes de España visitaron el lugar de la tragedia, soportaron la ira de la gente y consolaron a muchas personas. Un gobernante tiene que tener empatía con quienes han perdido todo. Aunque es un gesto simbólico, mostrar a la gente que no está sola. El Presidente, en una circunstancia así, debe instalarse en el lugar del hecho y a acompañar a las víctimas. Siempre habrá alguien que se enoje, y también se deberá aguantar la lluvia de puteadas, pero debe estar con los que sufren. Eso se llama empatía. Incluso, hasta desde el egoísmo político, le haría bien a la imagen ir al lugar de los hechos
Ahora bien, que Cristina, desde un cinismo y de una perversidad sin límites, levante la bandera y cuestione a los demás, realmente ya no solo cansa, agota, sino que en estos casos irrita.
Justo Usted, señora, que cuando ocurrió la tragedia de Cromañon se recluyó en el sur por más de una semana y no emitió ni siquiera una palabra.
Justo Usted, señora, que cuando fueron las inundaciones en La Plata, es cierto, se presentó, pero lejos de empatizar con la gente, se mostró, como siempre, auto referencial, y contó que su familia había sufrido inundaciones. Usted la víctima, no los inundados. En esa inundación el gobernador era Scioli, no había hecho ninguna obra en zonas críticas, y en el colmo de la perversidad se dedicaron a esconder muertos.
Justo Usted, señora, que mientras había muertes en Buenos Aires, bailaba al son de los tambores en un escenario en Tucumán, junto a Moria Casán y su hija.
Justo Usted, señora, que en la tragedia del tren en Once, totalmente evitable si no hubiera sido por la corrupción de SU gobierno, volvió a victimizarse. Cuando fueron algunos padres de las víctimas, Usted los recibió, pero lejos de contenerlos, de abrazarlos, de solidarizarse, como siempre, desde la altura de su auto percibido Olimpo, les contó que Usted sabía lo que era el dolor porque había perdido a su esposo, que recordemos, no murió en una accidente evitable, sino de muerte natural. Siempre auto referencial, como si el dolor solo fuese dolor si Usted lo percibe. Lejos de consolarlos, les quiso explicar el dolor a madres que habían perdido a sus hijos. Ni siquiera un mínimo de respeto. Tiempo después, en un acto en el tren Sarmiento desde uno de los vagones, otro desvarió poco feliz “¿están todo ubicaditos?, miren que tenemos que hacer rápido porque si no viene la próxima formación y nos lleva puestos…..” En el mismo acto habló de “los valientes que viajan colgados”
En este circo triste que es la Argentina sería bueno que algunos payasos se llamen a silencio.