Amparado en su indiscutible éxito macroeconómico, en desregulaciones imperativas y otros aciertos, se volvió a dar vuelta la curva que hace un par de meses mostraba un descenso en la imagen presidencial. Las últimas encuestas de opinión, cualitativas, muestran un optimismo y buenas perspectivas en un alto porcentaje de la sociedad.
Michael Crichton dijo “la historia se repite, la gente cae en las mismas trampas y comete los mimos errores una y otra vez”. En el siglo pasado la JP creyó ser la custodia del pensamiento de Perón, radicalizados, aquella “juventud maravillosa” terminó en Montoneros. En el advenimiento democrático la Coordinadora, valga la redundancia, se radicalizó creyendo ser, también, los custodios del alfonsinismo. Lo mismo sucedió en la historia más reciente con La Cámpora y el kirchnerismo. Todos movimientos radicalizados que pretendían ser parte constitutiva de un cambio cultural irreversible. Todos terminaron alejando al electorado moderado.
Con la economía a favor, en el mileismo creen que es el momento de dar un paso hacia el cambio cultural. Creen que el avance de la derecha sin pudores, es imparable y general. En ese embate la lucha ya no es contra los “zurdos de mierda”, sino también contra la “derecha cobarde”, según la definición del ideólogo Agustín Laje, el Laclau de Milei. Personajes oscurantistas con ideas antiguas (se plantearon hasta anular la ley de divorcio, para que tengamos una idea de los dislates) admiradores de Pinochet, que justifican el macartismo, se han lanzado a esa cruzada.
Según el índice de confianza elaborado por la Universidad Di Tella (IICG) Milei está en el nivel mas alto y solo fue superado por el mismo. Con la economía subiendo, creen los libertarios que no hay mejor momento para reforzar el perfil destructivo (“soy el topo que vino a destruir el Estado” dijo Milei en una entrevista a la tv americana), el único camino es seguir destruyendo, destruir como única chance de erigir un nuevo orden. No hay mejor momento que reforzar el perfil destructivo cuando las aguas están calmas y los logros en alza, razonan en Las Fuerzas del Cielo. En ese contexto hay que ubicar a la creación de la Fundación Faro, un think tank ultramontano, presidida por Agustín Laje, el lanzamiento de Las Fuerzas del Cielo con el “gordo Dan” a la cabeza, y la indicaciones del topito Santiago Caputo para que Milei acelere pelearse con sus aliados naturales (la “derecha cobarde”), insulte a cuanto economista (los “econochantas”) cuestione el tipo de cambio entre otras cosas, a tratar de comunistas a todos los que no son libertarios, a pelearse con infinidad de países y mandatarios. La última que cayó en desgracia bajo el rayo mileista fue su vice.
La ruptura con Victoria Villarroel adquiere sentido en el marco conceptual con eje en el combate contra la “derecha cobarde”. Entienden que no le ponen el cuerpo a la pelea contra la casta. Con la otra casta, no con la que los libertarios se sienten a gusto, como los lijo, los scioli, con esa se llevan bien. Y el otro gran flanco son y serán los periodistas. Son los “ensobrados”, “torturadores profesionales” a quienes perseguir y destruir. Con el mismo lenguaje burdo que se denomina “zurdo de mierda”, “comunista” a cualquier disidente, se intentará desacreditar al periodismo, olvidando que fue gracias a esos “torturadores profesionales”, “ensobrados” que los corruptos desfilaron por tribunales, mientras Milei, cuando estaba del otro lado del mostrador hacia campaña electoral para Scioli y luego limaba a Macri. Subido a su ego solo acepta el autobombo y la obediencia boba. No hay espacio para el cuestionamiento al relato que día a día elabora el Triangulo de Hierro, ahora la Fundación Faro y las Fuerzas del Cielo y que son difundidas con ferocidad por sus guerrilleros digitales, sus “guapos de twitter” como el gordo Dan, y sus periodistas propagandistas y chupamedias como los majules y los trebucs. Los demás son “torturadores profesionales”. “El respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo” te lo debo. Porque su libertad, como dice Loris Zanatta “es la libertad de pensar como él”.
Por cierto esa actitud destructiva, ese lenguaje grosero, soez, mal educado, chabacano, insolente, galvaniza la tropa propia. La evidencia empírica muestra que los extremos alejan a los electorados moderados, donde Milei cosecha un importante porcentaje. Recordemos: el peor gobierno de la historia, el de Cristina con Massa de candidato y el profe onanista (iba a decir pajero, pero no queda bien) sacó 37% en la primera vuelta, estuvo a solo 3 puntos de ganar en primera vuelta. En esa primera vuelta Patricia Bullrich sacó 6 millones de votos, eso significa que hubo 6 millones de personas que no adherían a Milei, sino a las ideas republicanas y más precisamente, si se quiere a las ideas de Macri (lo que en el mileismo llaman hoy la “derecha cobarde”). O sea, esos 6 millones de votos tienen una mirada liberal de la economía, pero mucho más republicana, seria y respetuosa de las instituciones. Milei cosecho los 14 millones de votos, sumando a los 8 de él, los 6 de Bulrrich ayudado por Macri que puso el pecho, salió de garante y mandó a su gente a fiscalizar las mesas y así ganó sobre los 11 millones ¡! De Massa.
Recordemos también, una de las consigna de aquel momento fue “antes que gane Massa y vuelvan los K, lo voto a Milei”. Milei hoy sigue con ese enorme capital que no les es propio y es tener el tren fantasma en frente. Mientras la economía le sonría es posible que los “gordos dan”, las posiciones jurasicas, las promesas violentas de los talibanes no hagan mella en la sociedad. Pero ante cualquier tropiezo, los electorados cambian cada vez más rápido de opinión y convierten a los victimarios de las redes sociales en victimas acorraladas y viceversa.