Un grupo de científicos experimentó con una araña lo siguiente: ponían la araña sobre una mesada y ponían música, la araña se movía. Le cortaron una pata, le ponían música y la araña se seguía moviendo. Así le fueron cortando de a una pata, poniéndole música y el arácnido se movía, hasta que quedó sin ninguna pata, entones le pusieron música y la araña no se movió. Concluyeron, la araña está sorda. Error de diagnostico.
Algo similar le pasó al mileísmo después de la derrota en Buenos Aires: problemas en el armado de lista, estrategia equivocada en disfrazar de pitufos violetas delante del cartel “kirchnerismo nunca más”, dejar en manos de un ignoto peronista advenido mileísta como Pareja la campaña, la mala estrategia política de la Hermana y los Menen. En rigor el peronismo con Kicillof sacó la media histórica, el que perdió cuatro de cada diez votos fue Milei. Error de diagnóstico, creyeron que la araña estaba sorda.
Séneca advertía que el médico no puede curar bien sin tener en cuenta al enfermo. No se trata de terminar con la enfermedad matando al enfermo. El padre de la medicina moderna dijo “el buen médico trata la enfermedad, el gran médico trata al paciente que tiene la enfermedad”. Concentrados en las planillas de Excel y en sus extravagantes frases, “el mejor equipo de económico”, “el ajuste más grande de la historia”, sin atender las secuelas devastadoras en la economía real, y sin plantearse un puente que logre atravesar la dura coyuntura, Milei, como los científicos creyó que la araña estaba sorda.
La búsqueda del equilibrio fiscal, y la baja de la inflación, es aquí y en cualquier parte del mundo, un objetivo necesario, pero insuficiente, algo virtuoso, siempre y cuando la operación no se haga sin planificación y sin anestesia. La obra pública, la recesión, las pymes, los jubilados, la clase media, padecieron la desaprensión de los eruditos que creían que la araña estaba sorda, mientras el paciente se retorcía en el quirófano. Faltó eficiencia en la administración pública y en la gestión política.
Se busca diferencia la macro de la micro y en rigor no hay macro que ande bien si eso no se refleja en la micro. Y la micro, la que los sociólogos llaman “el metro cuadrado” advierten que el sacrificio duele y agota. Van veintidos meses de ajuste. La motosierra de la primera hora dejó de ser un aparato pintoresco. Hacía falta un bisturí. Faltan cosas que antes estaban, desde los momentos de ocio y entretenimiento, hasta la sensación que brindaba el disfrute bien ganado. No es que con la inflación se viviera mejor. Es que así tampoco alcanza. Al menos por ahora. Se vive con una mayor dosis de presión, ya sea se trate de la intimidad del hogar, como la exposición en el espacio público, físico o digital. Incluso en las clases alta se enciende señales de alarma. No tanto por lo que les ocurre a ellos sino porque ven lo que les pasa a los demás.
Las tarjetas de crédito en los segmentos medios altos están al límite, en los medios y medios bajos, directamente están explotadas. No es casualidad que la mora crezca y se aproxima a cruzar el umbral de los dos dígitos, hecho que no ocurría desde el 2001. No alcanza el esfuerzo, hace falta un sobre esfuerzo, se la pasa mal. Desgasta, agota. Surge entonces el cuestionamiento existencial ¿para qué tanto esfuerzo si el disfrute demora en llegar? Lo que venía lento, ahora se percibe eterno. El sacrificio garantiza el dolor, pero no la recompensa. Es el dilema en el que está gran parte de la sociedad. Lo que antes hacía gracia hoy provoca espanto e irritación. Encarnar la lucha contra “la casta” se derrite como manteca al sol, más con los menen, los scioli adentro. La filosa motosierra ahora mete miedo. Milei deberá reinventarse entre ser un estadista, o seguir su extravagante carrera de influencer de la Nueva Derecha mundial. A riesgo de quedarse sin el pan y sin la torta. Su gobierno está seriamente cuestionado, debilitado por sus errores de acción, omisión y mal cálculo. Tanto que necesita un apoyo descomunal del Tesoro de los EEUU, tema que no puede considerarse “un logro”. “No es el gol que te da el titulo en un Mundial, apenas un corner en un partido clasificatorio”, lo definió un libertario paladar negro. Trump lo conminó a ganar las próximas elecciones si quiere tener los dólares en mano. Trump se refirió claramente a las elecciones del 26 de Octubre, no a las del 2027 como intentó por todos los medios hacer trascender el mileismo, “si no gana, no seré generoso”, dijo La ventaja que tiene Trump es que, es como parece que es. En efecto, sin la intervención de El y de su poderoso secretario del Tesoro, nadie sabe en qué mar de crisis nadaría hoy el gobierno de Milei.
En términos argentos Trump le pide al gobierno que esta vez no la jodan. O sea, pide gobernabilidad. Que sea un presidente más normal. Solo las anomalías de Milei hacen que el riesgo país se mueva en torno a los 1000 puntos cuando recibió ayuda del FMI, de Trump, de Bessent y del Tesoro norteamericano. Trumo como Milei son dos outsider, pero el norteamericano no le teme a la negociación, al acuerdo. Ahora le pide al gobierno que se acerque a los opositores amigables, una lista que va desde Macri, el Nokia 1100, a gobernadores y parlamentarios, como dijo irónicamente un ejecutivo de Wall Street “le están pidiendo que se acerque un poco a ¨mandrilandia¨