Una de las voces más representativas y queridas del tango argentino, Roberto Goyeneche nació en el barrio de Saavedra el 29 de enero de 1926. Con el paso de los años, “El Polaco” –apodo que heredó por su delgada figura y sus rasgos nórdicos– se convertiría en un verdadero símbolo de la música ciudadana, admirado por su fraseo único, su profunda expresividad y su manera inimitable de “decir” cada tango.
Goyeneche comenzó siendo colectivero y mecánico, pero su verdadera vocación lo llevó desde muy joven a participar en concursos barriales de canto. Su salto profesional llegó en 1944, cuando ganó un certamen organizado por Radio Belgrano y fue convocado por la orquesta de Raúl Kaplún. Un año más tarde integró la formación de Horacio Salgán, dando inicio a una carrera que lo instalaría definitivamente en el centro de la escena porteña.

En 1952 se incorporó a la orquesta de Aníbal Troilo, con quien grabó 26 temas y consolidó una sociedad artística que marcaría un antes y un después en su estilo. Su versión de Garúa, registrada por “Pichuco” en 1953, es considerada una de las interpretaciones más conmovedoras de la historia del tango.
A partir de los años 60 desarrolló una trayectoria como solista que lo llevó a girar por Europa, Japón y los Estados Unidos, alternando actuaciones en televisión, discos emblemáticos (Tangos, valses y milongas y El Polaco por dentro) y presentaciones en lugares míticos como Caño 14. Su particular forma de recitar el tango, poniendo una pausa respirada antes de cada frase, influyó de manera determinante en generaciones posteriores de cantores, desde Rubén Juárez hasta Adriana Varela.
Dueño de una inconfundible calidez escénica y de un magnetismo que trascendía lo musical, Goyeneche supo también colaborar con exponentes de otras artes: en 1985 participó en la película El exilio de Gardel, de Pino Solanas, interpretándose a sí mismo en una antológica aparición. Llegó a grabar cerca de cien discos y fue acompañado por las más prestigiosas orquestas, como la de Pontier, Baffa-Berlingieri, Pugliese, Piazzolla y la Filarmónica del Teatro Colón.

Goyeneche recibió diversos reconocimientos por su aporte cultural, entre ellos, el diploma al mérito como cantante masculino de tango que le entregó la Fundación Konex en 1985 y la distinción de Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Mar del Plata que recibió en 1988. La tribuna popular del estadio de Platense y una avenida del barrio de Saavedra llevan su nombre. Obtuvo el Premio Martín Fierro y la Estrella de Mar, además de ser nombrado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires.
Roberto “El Polaco” Goyeneche falleció el 27 de agosto de 1994 en Buenos Aires, dejando un legado que se agiganta con el paso del tiempo. Su voz, inconfundible, sigue siendo parte fundamental de la cultura argentina.
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