El confuso suceso acaeció en horas de la madruga del martes 3 de septiembre pasado. Tres disparos de balas de alto calibre impactaron en el frente de una vivienda de calle Colón al 400. Hablamos con la damnificada sobre lo que pasó, en la intimidad de su vivienda.
Por Emanuel N. Soverchia
La noche del martes parecía tranquila en todo el barrio. En plena serenidad las calles de la ciudad esperaban la entrada de la madrugada, cuando el sonido seco de tres tipos de arma de fuego impactaron sobre la fachada del domicilio de Elba Teresa de 88 años de edad.
La mujer se encontraba durmiendo en su habitación cuando el estruendo de los proyectiles la despertó. Eran tres disparos; uno de estos se estrelló sobre la frente de su hogar, por debajo de una ventana que da a la calle. Los otros dos atravesaron la puerta frontal de aluminio cruzaron una habitación, en el que una de las balas perforó y traspasó un ropero hasta precipitarse contra la pared de la pieza, dejando grandes marcas (Fotos).
Elba, sólo atinó a permanecer en silencio, sentada sobre la su cama a esperar que todo pase. Ya entrada la mañana, un vecino que se disponía a salir para su trabajo, llamó a la policía y acudió a ayudarla.
“Habrán sido las dos de la mañana del martes, yo estaba durmiendo en ese momento; primero pensé que estaban pateando la puerta, pero después reaccioné y sentí el golpe y me quedé ahí hasta que escuché los tiros, no escuché voces , no escuché nada…”, empezó narrando Elba Teresa a La Imprenta.
Continuó la mujer con mirada de intranquilidad: “Yo escuché dos (balazos), el primero que fue lo que me despertó… y después cuando se iban… escuché la voz de un hombre que dijo un insulto. Me quedé en la cama en el oscuro, reaccioné un rato y después miré la hora, que ya eran como las dos y media, tres menos cuarto; y me quedé ahí y no sabía qué hacer, hasta que vino la policía que el chico de acá al lado se levanta temprano para ir a trabajar, entonces llamó a la policía…”
Dialogamos con algunos vecinos del barrio que manifestaron haber oído el ruido de la balacera, pero algunos manifestaron confundirlo con escapes de motos, otros con cuestiones personales y aquellos que fueron más allá especularon con que podría tratarse de ajustes de cuentas y confundieron el punto.
Cuando le preguntamos a Elba a qué podría atribuirle el origen de todo esto, por supuesto la mujer argumentó desconocer los por qué, y las dudas ahondan en toda la comunidad, pero las dependencias de la policía de investigaciones que acudió al lugar, se encuentra trabajando sobre este caso, interviniendo con sus procedimientos de rigor para dar con los autores del hecho. Se han interceptado algunas cámaras de seguridad de la zona para verificar los registros de esa noche; entre otras averiguaciones de los efectivos.
A pesar la gravedad del hecho, no hubo ninguna persona herida, pero fue gracias a que Elba tiene su habitación en la parte trasera de la edificación. Los balazos atravesaron la puerta de entrada la cual conduce a una habitación donde no es utilizada como dormitorio; por lo que esta historia no tuvo un final trágico.
De todas maneras esta situación deja a la vista la situación extrema de inseguridad que ya estamos viviendo en Cañada de Gómez. Y que a pesar de las innumerables marchas, reclamos, quejas y denuncias de los vecinos aumenta cada día más el nivel de violencia en los robos, atracos y casos como este que ya es el tercero en la ciudad.
Atentado a la libertad de prensa
Me atrevo a escribir en primera persona, violando algunas reglas del periodismo ortodoxo porque todo esto me remonta a la noche, me remontó a la noche del viernes 1 de julio del año 2016, cuando tres años atrás a las 3:15 de la madrugada 4 balazos se amochaban contra el frente de mi casa, uno de ellos entró por la ventana de una habitación, atravesando la perciana de plástico, los vidrios para rebotar contra una de las paredes del cuarto, luego en otra y caer en el suelo. Los otros tres disparos quedaron grabados en el contorno de la ventana; y los plomos que fueron encontrados más tardes sobre el césped del jardín. Aquella vez, las autoridades municipales ni siquiera se acercaron para saber si mi familia estaba bien o si necesitaban al menos contención y seguridad… nunca hasta hoy. Y la justicia jamás tocó el expediente. Nunca más se supo nada de mi caso.
Por eso y por lo que le ocurrió a Elba Teresa, espero que la justicia actúe, y lo demuestre con hechos. Porque en el 2016 le tocó a mi familia, y aunque seguramente los motivos son distintos, los tiros provocan lo mismo en todos los seres humanos; el martes pasado le tocó la vecina de 88 años… si el gobierno local y provincial y las justicia no hacen su trabajo… vos podés ser el próximo. El silencio de los funcionarios los hace cómplices; ojalá que todo esto no quede impune.