Hace mucho sostengo que debe haber alternancia en cualquier cargo electivo, desde el presidente de una cooperadora hasta el de un club. En todos. Un periodo, una reelección y se terminó. Enquistarse en el poder favorece todo tipo de vicios, nepotismo y corrupción. Un caso emblemático es el del sindicalismo argento. ¿Una rareza que en un país con tantos cambios políticos y socioeconómicos sea una corporación que los atraviese siempre a todos, o son el verdadero poder?
Dirigentes que llevan décadas al frente de sus sindicatos manejando todos los resortes de la vida gremial interna y el fondo de sus afiliados. Mandatos consecutivos producto de elecciones cuestionadas y de estatutos internos que en la practica impiden la renovación de los liderazgos. En su mayoría de origen peronista, la permanencia se explica por el acercamiento al poder de turno (mayoritario en los últimos 40 años de democracia, el peronismo bajo sus distintas franquicias) y por su combatividad a gobiernos de signos contrario.
Toda regla tiene su excepción, hay sindicalistas que representa a sus bases y por eso son reelegidos. Sin embargo la mayoría pudo mantenerse en su puesto por una legislación que no prohíbe la perpetuidad. Peor aún, desalienta la conformación de listas opositoras. Un peronista de paladar negro lo resume así “en la Argentina es mas fácil ser candidato a presidente que a secretario general de un sindicato” Los eligen. Pero, ¿hay garantías de que se pueden presentar otras alternativas y ganar?. Las estructuras gremiales están preparadas para que siempre gane el oficialismo y la legislación, además del poder político, amparan esa situación. Por eso es tan difícil presentar una lista opositora en un gremio.
Una de las dificultades son los padrones inflados que complican conseguir los avales para los opositores. Otra es la presencia hegemónica en la junta electoral, que tiene el rol clave de obstaculizar a los rivales. Y también las trampas lisas y llanas que se registran en las votaciones, la mayoría de las veces con la complicidad del ministerio de Trabajo. Las elecciones sindicales son solo un simulacro. Consolidaron una estructura burócrata, enriquecida y poderosa. Son estructuras añosas, aferrada a sus privilegios, que mantienen el statu quo y de hecho rechazan cualquier iniciativa que apunte a la transparencia, la modernización y la competitividad en las reglas del trabajo y la representación gremial.
Así llegamos a lo siguiente, veamos algunos ejemplos:
- Daer 23 años
- Cavalieri 36 años
- Barrionuevo 39 años
- Lingeri 39 años
- Baradel 20 años
- Moyano 39, años al frente de sus sindicatos.
Vieron pasar 11 presidentes, 30 ministros de Economía, 3 papas, 13 técnicos de la Selección. Burócratas, ubicuos, acomodaticios, ultra millonarios, corruptos. Dentro de las medidas “anti casta” que propone el gobierno está la de limitar a dos periodos la elección en los gremios, puso el dedo en el enchufe. Orienta el foco hacia un sistema viciado donde las conducciones son hereditarias, y la opacidad tiñe un perverso e intrincado mecanismo en que la acción gremial se confunde con extorción y la administración del sindicato se confunde con bienes de familia y negocios personales. Todo es muy oscuro y obsceno.
Estaba todo a la vista pero gobernadores, jueces, organismos antilavado y hasta la Afip siempre miraron para otro lado. Poner el reflector en el sindicalismo los pone muy nerviosos. Hay algo mas, que los pone aún más nerviosos: la desregulación del fabuloso negocio que manejan, las obras sociales. Hay 293, la gran mayoría sellos de goma, pero reciben suculentas partidas. Algunos ejemplos:
- Comercio $ 110200 millones,
- UPCN $ 34800 millones,
- UATRE $ 39300 millones,
- UOCRA $ 35900 millones de pesos, periodo 2019/2023.
En el conjunto, en ese período, en total recibieron 5400 millones de dólares.
Uno de los verdaderos poderes responsable de la decadencia del país. Uno de los obstáculos para que este país salga de décadas de frustración y decadencia ¿El sindicalismo? NO, SI ESTE MODELO SINDICAL.