Puerto Belgrano – El Cabo Principal IM Claudio Colavitti tiene 35 años e ingresó a la Armada Argentina hace 16. Nacido en la localidad de Peyrano, a 240 kilómetros de la ciudad de Santa Fe, Claudio Colavitti ingresó a la Armada en el 2008 siguiendo de alguna manera a su tío, que formaba parte del Ejército Argentino y le inculcó su cariño hacia las Fuerzas Armadas.
El Cabo Colavitti cuenta que su infancia transcurrió en un pueblo dedicado a la agricultura y ganadería; que es el segundo de tres hermanos y el primer integrante de su familia en ser parte de la Armada.
“Mis padres se dedicaron al campo toda su vida; eran humildes y muy trabajadores, pero siempre se esforzaron en darnos las herramientas necesarias para la vida, para poder defendernos. Es más, antes de ingresar a la Armada había realizado muchos oficios”, introduce Colavitti.
“El amor hacia las Fuerzas Armadas siempre estuvo; mi tío fue una inspiración porque cada vez que lo veía con uniforme, para mí era algo único, algo que quería hacer. Finalmente opté por la Armada y descubrí y me enamoré de la Infantería de Marina”, destaca el Cabo Principal.
Luego de finalizar el Período Selectivo Preliminar (PSP) en la Escuela de Suboficiales de la Armada (ESSA), tuvo como primer destino el Batallón de Comunicaciones (BIC1), luego el Batallón de Infantería Nº 2 y regresó al BIC1, donde participó de dos Misiones de Paz como casco azul de Naciones Unidas: en la República de Haití (Contingente Haití XIV 2011) y en la Isla de Chipre (Chipre XLV 2015).
Actualmente en la ESSA es encargado de una División de Aspirantes Navales, quienes se forman para ser suboficiales y egresar en las distintas especialidades que se requieran. “Es un trabajo diferente al que estamos acostumbrados de hacer los infantes. Formar a los jóvenes que recién ingresan a la Armada es complejo y una gran responsabilidad, ya que forjamos valores primordiales en ellos”, explica con orgullo quien les imparte clases en Comunicaciones.
Hace unos días, el Cabo Colavitti regresó de una campaña de infantería en el terreno con un centenar de Aspirantes Navales de Infantería de Marina. Durante 15 días desarrollaron actividades para fortalecer capacidades como parte del Plan de Instrucción para la formación de los futuros suboficiales que egresarán durante el presente ciclo lectivo.
Lograron afianzar conceptos generales de combatiente individual anfibio, navegación terrestre, formaciones de combate a nivel pelotón y grupo, con el objetivo de lograr un alto nivel de adiestramiento para los futuros Cabos Segundos.
EL JUDO Y LA ARMADA ARGENTINA
El arte marcial japonés apareció en Argentina de la mano de la Armada hace más de 100 años. Dato más que interesante: la historia registra que fue un Comandante de la fragata ARA “Sarmiento”, el Capitán de Navío Adolfo Días, quien vislumbró la necesidad de incorporar la defensa personal a las tropas.
En una visita a Yokohama –durante el séptimo Viaje de Instrucción por el mundo de la fragata– el Capitán Días presenció una exhibición de judo y rápidamente contrató al senseiYoshioOgata, discípulo directo del maestro y creador del judo, JigoroKano. Este hecho, permitió que la Armada sea la artífice del desembarco del judo en el país.
Por su parte, Claudio cuenta que las ganas de practicar algún arte marcial siempre estuvieron, aunque nada había llamado su atención, más allá de que en la Infantería de Marina exista el combate cuerpo a cuerpo y la defensa personal como parte de su formación.
El judo aparece en su vida por invitación de la entonces Jefe de Compañía Enlace de los Apoyos de Fuego en el BIC1, Guardiamarina Dolores Agüero. Explica que él tenía 30 años y pensaba que no podía practicarlo, pero ella lo incentivó porque la edad no es una limitante.
“Mi carrera en la Armada se puede asimilar con este deporte, ya que se fusionan completamente. En mi trabajo utilizo los valores y aprendizajes del judo y, a su vez, lo que me da el judo lo aplico acá en la ESSA. El lema de la escuela es ‘Lealtad y eficiencia’ y en el judo, la eficiencia es el valor primordial: máxima eficiencia con el menor esfuerzo”, revela.
“El marino busca utilizar los mejores recursos y talentos para alcanzar un objetivo, y en el judo pasa lo mismo; se utilizan los talentos que tenemos y los recursos que se nos presentan para poder vencer a un oponente”, explica el joven Infante de Marina.
Para hacernos conocer más este deporte, Claudio explica que es internacional y cuenta con más de 10 millones de judocas en todo el mundo. Se practica por parejas y cada uno intenta voltear hábilmente a su oponente cuando se encuentran de pie, o de dominar y controlar su cuerpo cuando se lucha en el suelo.
“Pero no es simplemente una lucha, es un arte marcial por fomentar valores como el honor, el respeto, la sinceridad y el auto-control; eso es lo más lindo”, subraya. En Puerto Belgrano, los entrenamientos de judo se llevan a cabo en el “Dojo Fragata Sarmiento” del Centro Naval y fue inaugurado en 2016 por iniciativa de profesores y alumnos de esta disciplina en la Armada.
Claudio cuenta que, a finales del año pasado, formó parte del equipo que participó del Torneo Nacional en Santiago del Estero y obtuvo la medalla plateada en su categoría (Kyu Novicio hasta 66 kilos), coronándose subcampeón.
Del certamen, participaron alrededor de 1500 judocas de distintas federaciones del país y la delegación del Dojo compuesta por 4 personas –que forman parte del equipo de la Armada– representó a la Federación Argentina Intercolegial de Judo.
“El torneo te encuentra con equipos muy grandes, con gente más joven y con otro nivel; llegar allí fue un logro para nuestro Dojo y, personalmente a mi edad, poder lograr este premio es una de las cosas más increíbles que me pasó en la vida”, se entusiasma Claudio, quien también logró ascender de cinturón naranja a verde el año pasado.
“Las competencias dejan aprendizajes y enseñanzas, aciertos y errores para mejorar la técnica. En el judo no hay enemigos, el otro siempre ayuda a perfeccionarnos; es una cuestión de aprendizaje mutuo y continuo”, enfoca.
“Cada cinturón equivale a incorporar diez técnicas nuevas a las ya incorporadas y, por ello, es importante asistir a la mayor cantidad de clases anuales, participar en torneos, el compañerismo, la voluntad y la colaboración”, afirma el Cabo Colavitti, quien también se cuida en las comidas para mantener su peso y categoría, y dedica muchas horas al entrenamiento y preparación.
De Peyrano tiene los mejores recuerdos de infancia como su paso por el secundario en el Colegio “Nuestra Señora de Luján” y cuenta que su abuela aún vive cerca de la localidad santafesina, a quien visita asiduamente.
A modo de conclusión, el marino de Santa Fe expresó su deseo personal en la Armada y respecto al judo: “Mi anhelo es ir cumpliendo con cada meta y desafío que se presente en mi carrera en la Armada; y en el deporte, lograr ser campeón nacional e internacional”.
“Estoy muy agradecido de lo que la Armada y el judo me han dado en la vida. Amo a la Armada, a la Infantería de Marina y a la Patria, y le pido a Dios la fuerza necesaria para mejorar y seguir adelante día a día”, concluye.