Los años contarán esta historia. Seguramente será recordada con cierta desopilancia. Aunque las letras, trágicamente, serán rojas sangre.
Por Coni Cherep
Periodista
Un porteño, con absoluto desconocimiento territorial de la provincia, y mucho menos de la idiosincrasia de los santafesinos, se hizo cargo del Ministerio de Seguridad y en apenas ocho meses, lejos de demostrar capacidad de liderazgo y ejecución de políticas efectivas, detonó a la policía provincial y la convirtió en su enemiga.
Aún así, el gobernador Omar Perotti lo sostiene. Y lo sostiene de una manera inexplicable: el propio ministro se cansó de descalificarlo. Salieron a la luz audios de Saín que lo definían a Perotti cómo a “un intendente con formación de concejal, a cargo de una gobernación”, lo acusó de haberle efectuado una operación en los medios rosarinos, y llegó al extremo cuando en respuesta a una consulta sobre el respeto que le tiene al mandatario, no dudó en calificarlo (sic) cómo “Un pelo cagado del culo”.
Perotti nunca explicó porque ante semejante ofensa, lo sostuvo en el cargo.
Y ahora, tras una explícita diferencia con el Jefe de la Policía, a quien Perotti fue a buscar a su casa en el Barrio El Pozo de la ciudad capital, lo sacó del retiro y lo puso al frente de la fuerza bajo la consigna de que representaba “el espíritu de la policía que queremos para Santa Fe”, le soltó la mano ante una citación cómo testigo, en una causa dónde sólo aparece vinculado en una inscripción que reduce su nombre “Sarna”, en un papel que presuntamente pertenecía a un empresario del juego ilegal arrepentido, que terminó con la detención y el procesamiento de dos fiscales.
A Sarnaglia, Saín le tenía el boleto picado. Nunca se llevaron bien, pero la relación se rompió con la contra orden de Saín al Comisario, que había recomendado (tal como dictan los manuales internacionales) no reprimir un motín en la cárcel de Las Flores. Saín desoyó al comisario, y en una acción cinematográfica que lo mostró arma en mano, ordenó el ingreso de las fuerzas a la Cárcel. El resultado fue trágico: 5 muertos.
Unos días después empezó la Pandemia, y el Comisario comenzó a reclamar por automóviles. Lo que en la Cámara de Diputados denunció el ex Ministro Maximiliano Pullaro, terminó siendo constatado por el flamante jefe de la Policía en Rosario: en estos nueve meses, la ciudad más difícil en seguridad del país, redujo de 160 a 60 patrulleros de calle. Todos los jefes lo denunciaron, por eso se acaba de designar al quinto jefe de la Unidad Regional II, en apenas nueve meses.
Pero el foco no está puesto en los desaciertos de Saín. El gobernador insiste en sostenerlo, mientras el clima en las fuerzas de seguridad se calienta cada día más. No sólo no recibieron aumentos desde la asunción de Perotti, sino que han recibido maltratos explícitos del Ministro, que ha calificado a la policía cómo “una fuerza retrógrada”, compuesta por “negritos del norte”, ya que no constituye una alternativa laboral para los “rubios del Centro de Rosario o Santa Fe”. Si. Eso le dijo a los policías de Santa Fe, Marcelo Saín, y sin embargo sigue creyendo que es capaz de comandarlos. Y peor, el gobernador también lo cree.
Al mismo tiempo que Saín se deshacía de Sarnaglia, sin esperar su destitución ni que el Comisario presentara la renuncia, la gestión del Ministro se ve envuelta en un escándalo económico:
La Compra directa de 220 camionetas para la policía, a la concesionaria de un empresario amigo del gobernador en la capital provincial, llevan un sobreprecio de al menos 200 mil pesos por unidad. Los santafesinos le regalamos al amigo de Perotti (o a quien se viera beneficiado con la operación) al menos 44 millones de pesos. Y Saín fue el promotor de esa compra.
Los vehículos fueron entregados, contrariamente a lo que se adujo al momento de autorizar la compra, sin ningún tipo de equipamiento especial: No tiene reflectores, barra antivuelco, enganche defensa estribos, ploteo reflectivo, no traen conos, ni protector de motor vigía, ni leds en la parrilla. Un dato más: la Concesionaria sólo le reconoce a las unidades, tres services. Lo demás, se paga aparte.
Pero hay algo más: en las próximas horas se conocerá el nombre de un funcionario del Ministerio de Seguridad, que “aconsejó” en el expediente la compra a la Empresa Escobar Automotores, que casualmente en la semana posterior a la operación, sacó una Amarok 0K a su nombre. Casualidades.
En este contexto de tensiones y negocios inexplicables, el Ministro Saín recibió 1000 millones de pesos “de uso discrecional”, fundados en la tan discutida Ley de Emergancia. Desde que el Ministro dispuso de esos recursos, llamativamente todos los medios de la Provincia dejaron de hablar de él. Sólo se limitan a entrevistarlo.
La prueba más absoluta de ese nuevo escenario ocurrió ante la aparición de 4 audios del Comisario Víctor Sarnaglia, un par de días antes de prestar declaración testimonial: Sarnaglia lo acusó de haberle tendido una cama para desplazarlo. Dijo que Saín en persona llevó a Canal 3 de Rosario, material que estaba bajo secreto del sumario. Y dejó en claro que creía que el propio Saín, le “plantó” pruebas para complicarlo y de ese modo despejar su cargo para poner a alguien que le responda religiosamente.
Lo consiguió, y ahora va por más.
Entre susurros, en Casa Gris van enhebrando teorías que expliquen la “entrega del poder” que hizo Perotti con Saín. El resto de los Ministros no hablan, ni se animan a hablar con la prensa sin permiso del mandatario.
Las teorías van desde un carpetazo guardado, lo que constituiría una extorsión, hasta la presunta promesa del Ministro a Perotti de “meterle preso a tres socialistas” para consolidar su figura en caída.
En cualquiera de los dos casos, más temprano que tarde lo sabremos.
Lo que también sabemos, es que en toda la Provincia, desde que asumió Perotti bajo la promesa de Paz y Orden, todo está peor: Ni siquiera la Pandemia detuvo la ola de crímenes en Santa Fe y Rosario. Las estadísticas dicen que proporcionalmente, el 2020 ya cuenta con más muertos violentos, que en los últimos diez años.
Las calles volvieron a ser territorio de nadie.
Y nadie, absolutamente nadie, percibe una sola acción política de seguridad que haya mejorado la vida a las personas.
Es la gestión Saín. El funcionario que nadie eligió, pero que tiene el poder en Santa Fe. Y el gobierno también.