En primer lugar y como para establecer un marco, señalamos una postura moral que determine y prohíba las conductas inconsistentes de un individuo hacia el otro. El llamado Principio de No-agresión o N.A.P. (Non AggressionPrinciple), por sus siglas en inglés.
John Locke da la siguiente versión del PNA: «Siendo todos iguales e independientes, nadie debe dañar a otro en su vida, salud, libertad o posesiones».
Murray Rothbard, a su vez, amplia el concepto y refiere que «Nadie puede amenazar o cometer violencia (agresión) contra la persona o la propiedad de otro, la violencia sólo puede emplearse contra el hombre que comete tal violencia, es decir, sólo defensivamente contra la violencia agresiva de otro.”
Por lo tanto, y por principio, cada persona es libre de hacer lo que quiera siempre y cuando no vulnere los derechos naturales del otro. Dicho esto, y de acuerdo al Manifiesto Libertario de Rothbard, tenemos 3 maneras de argumentar en favor de la libertad.
Emotivista: Opina en base a las emociones. No sirve. Las armas son buenas/las armas son malas.
Utilitarista: Opina en base a datos para ver si tenemos derechos o no. En este caso, no sirve a favor ni en contra, porque permite que se pierdan derechos si los datos (que pueden falsearse) apoyan medidas colectivistas.
Moral o por Principio: Cada uno de nosotros venimos a este mundo siendo ignorantes. Vamos aprendiendo como vivir, crecemos como personas y experimentamos, nos equivocamos y acertamos. Para lograr ser felices y prósperos, descubriendo en qué somos buenos y qué nos hace felices, es necesario que respetemos las vidas de los demás (derecho a la vida), que no les robemos (derecho a la propiedad) y que no los privemos de hacer cosas (derecho a la libertad).
Cuando prohíben el derecho a las armas, se violan los tres derechos naturales mencionados recientemente. Libertad y propiedad por una parte, ya que nos limitan a gastar nuestro dinero en algo que queremos y, si nos permiten tener un arma, nos dicen cómo y cuando usarla y en qué ocasiones nos la pueden sacar. A la vida, ya que al ser un medio de defensa, nos limitan y prohíben defendernos y por lo tanto, nos obligan a que podamos ser víctimas de un homicidio, si nos llegara a tocar.
Ahora bien. Si el hecho de ser dueño de un arma, no agrede a nadie ni daña sus derechos naturales; ¿por qué lo prohíben? Si la acción de portar un arma no lastima a nadie ¿por qué la prohíben? Es claro que se criminaliza conductas que no hacen mal a nadie para “prevenir” un mal presunto, incierto y futuro.
Los que se espantan con estas cuestiones, los desarmistas, a los que les encanta prohibir por prohibir o prohibir “por las dudas”, van a decir que si alguien quiere matar a otro con un arma, debe portarla, entonces, prohibir la portación sirve.
La cuestión es que no sirve, por varias razones. Por más que lo hagas por intermedio de una ley, ¿cómo haces para controlarlo? Imposible. Segundo, no todo aquel que porta un arma va a matar a alguien, todo lo contrario, prácticamente nadie que lleva un arma es para matar a otro, sino para defenderse de un ataque. En consecuencia, se termina prohibiendo que la gente buena se defienda en la calle, en su vivienda o en su comercio y no se previene que la gente mala lo haga.
Típico comentario de los que creen estar en una palestra para opinar, dicen: “no somos una sociedad preparada para esto” o “no tenemos la cultura para esto”. Malamente, y sin ningún tipo de fundamento, asumen que al menos la gran mayoría de los habitantes del país fuimos evaluados objetivamente, y se determinó que no somos aptos para defender nuestras vidas. Asimismo, ¿Quién puede decir, objetivamente que estamos preparados o no para tal o cual cosa? Así como no se nace sabiendo manejar un arma, con práctica e instrucción, se aprende. De igual modo, nadie nace sabiendo cómo manejar un auto y de igual manera, con práctica e instrucción, se aprende. Sin ir más lejos, y sin temor a equivocarme, puedo afirmar que se producen más muertes por accidentes con vehículos conducidos por personas que están habilitadas para hacerlo, que las muertes que se producen por personas que tiene armas y que también están habilitadas para hacerlo.
Si tenemos en cuenta el componente “cultural”, se está asumiendo que a todos nos faltan buenos valores, o que somos potencialmente malos; que todos somos homicidas “inhibidos” por no tener armas de fuego y que evitamos matar con armas del mercado negro, cuchillos, veneno, autos, etc.
Una cosa es absolutamente clara, todos los malos que quieren portar, ya lo hacen, portando armas del mercado negro, y los únicos que no están portando, son los buenos que lo quieren hacer para defenderse.
En consecuencia, se castiga a un inocente obligándolo a no tener armas, porque hay gente mala que hace cosas malas con ellas. Restringir a alguien a tener acceso a las armas, no solo le estas restringiendo su libertad por el placer de tenerlas y usarlas, sino que también lo estas obligando a no poder defenderse si lo agreden; y en consecuencia lo estas condenando a dejarse matar.
Por ejemplo, al que no le gusta la carne, que no la coma, pero que no trate de impedir al que quiera comerla, de igual manera, al que no le gusten las armas, que no las tenga, pero que no pida prohibir al que las quiera tener. Así como hay personas buenas y personas malas, hay personas buenas con armas y personas malas con armas; el único que puede detener a una persona mala con un arma, es una persona buena con un arma. Impidiéndole al bueno tener un arma para defenderse, es ponerlo en desventaja ante el malo con un arma. Y no me digan que para defenderlo está el Estado. Ese es otro tema que podemos hablar más adelante.
Que los civiles puedan armarse para su defensa o para práctica deportiva, no debe ser motivo de temores infundados.
Especial agradecimiento por los conceptos y los datos a @libertad.y.armas.