En el Tribunal Oral Criminal Federal de Paraná, Entre Ríos, se desarrolló este jueves una audiencia preliminar sobre el nuevo juicio que deberá enfrentar, en febrero próximo, Marino González, ex jefe de la sección Actividades Especiales de Inteligencia del Destacamento de Inteligencia 121 de Rosario. El represor está imputado por la sustracción y sustitución de identidad de los hijos mellizos de los militantes Raquel Negro y Edgar Tulio “Tucho” Valenzuela, ambos nacidos en el Hospital Militar de Paraná en 1978 durante el cautiverio de su madre. La Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, querellante en la causa inicial, vuelve hoy a intervenir en representación del Estado nacional.
En el juicio sobre la causa “Hospital Militar”, de 2011, el TOF había condenado a varias personas involucradas en este delito de lesa humanidad, pero consideró que no había pruebas que ubicaran a González en el lugar de los hechos, y lo absolvió. Las querellas y el Ministerio Público Fiscal recurrieron la absolución porque entendieron que los jueces no habían mensurado el papel que tuvo este imputado como jefe del Destacamento de Inteligencia 121.
Aunque la Sala II de la Cámara Federal de Casación Penal confirmó la sentencia del TOF, la Corte Suprema de Justicia de la Nación en 2018 hizo lugar al recurso del MPF, y sostuvo que el fallo carecía “de la debida fundamentación”, y que el TOF de Paraná debía dictar un nuevo pronunciamiento en relación a la responsabilidad penal del militar en estos hechos.
En 2014, González ya fue condenado en la causa “Guerrieri II” por el TOF de Rosario por su participación en los hechos que damnificaran a Raquel Negro, su secuestro, cautiverio y posterior desaparición.
En la audiencia del jueves, el TOF de Paraná determinó la incorporación de la prueba producida en las causas conocidas como “Hospital Militar” y “Guerrieri II”. En consecuencia, el nuevo debate oral constará solo de alegatos de las partes, quienes merituarán la prueba en relación a la responsabilidad de González en los hechos que damnificaran a Sabrina Valenzuela Negro y su hermano mellizo nacidos durante el cautiverio de su madre.
LA HISTORIA DE LOS MELLIZOS
“Tucho” Valenzuela, Raquel Negro y su hijo Sebastián Álvarez fueron secuestrados en la ciudad de Mar del Plata y trasladados a la ciudad de Rosario en enero de 1978. Sebastián fue entregado a la familia de Raquel, y ella y su compañero fueron mantenidos en cautiverio en el CCD conocido como “Quinta de Funes”. Raquel fue luego trasladada al CCD “La Intermedia”, ambos ubicados en el Gran Rosario.
Negro, al momento de su secuestro, se encontraba con un embarazo avanzado. Durante su cautiverio fue llevada por los captores al Hospital Militar de Paraná por lo menos dos veces: una para el control obstétrico y otra para la fecha del parto. Fue ingresada a ese hospital como sobrina del general Galtieri que era, al momento de los hechos, el jefe del II Cuerpo del Ejército.
Entre fines de febrero y principios de marzo de 1978 nacieron los mellizos: una nena y un varón. Inmediatamente después del parto fueron separados de su madre, llevados a la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital Militar y luego trasladados al Instituto Privado de Pediatría (IPP) de Paraná.
Del libro de ingresos del sector de neonatología de esa clínica privada surge que la niña ingresó como “Soledad López” el 4 de marzo y el niño como “NN Facundo”, el 10. Allí permanecieron aproximadamente 20 días, al cuidado de las enfermeras y de los médicos dueños del lugar, quienes no dieron aviso a las autoridades correspondientes y entregaron los niños a desconocidos.
La pequeña fue abandonada en la puerta de un convento en la ciudad de Rosario y, puesta en adopción judicial, fue entregada a un matrimonio de apellido Gullino de la ciudad de Rufino. Ellos le pusieron el nombre Sabrina. En diciembre de 2008, acompañada por sus padres adoptivos, restituyó su verdadera identidad: Sabrina Valenzuela Negro. Sus padres, Raquel y “Tucho”, y su hermano mellizo, permanecen desaparecidos.
En 2018 los médicos dueños del IPP, Miguel Alberto Torrealday, David Vainstub y Jorge Eduardo Rossi, fueron condenados por haber facilitado la sustitución de las identidades de los mellizos Valenzuela Negro.
Sabrina Valenzuela Negro es la nieta número 96 y todavía sigue buscando a su hermano.