Sin complicidad no hay delitos. Siempre se habla de que no hay que relacionarlos con la exclusión pero los gráficos dicen otra cosa: para tener en cuenta, entre el 2004 y 2008 los delitos bajaron notablemente ya que donde hubo empleos, políticas de inclusión y contención social. El estado representativo siempre recurrió al marketing facilista y simplista para justificar la falta de propuestas a un problema político complejo, el cual debe resolverse con políticas acordes a la grave situación que vivimos como sociedad con delitos urbanos mal llamados inseguridad. Con dicho término creemos que es otro tema que tiene más que ver con la pérdida de derechos básicos: trabajo, salud, educación, inclusión, violencia institucional, etcétera. con lo que sufrió la Argentina en tiempos de Dictadura cívico-militar: sitiar calles, barrios, cámaras, justificar la cultura represiva como salida.
Como vemos que el problema sigue, los sectores que sufren aporofobia por parte de una sociedad de doble moral reaccionaria que juzga pobres que son quienes más sufren estos delitos en un 80%, el 12% la clase acomodada que sigue incluida y el 8% restante los más poderosos. Si estas cifras no se modifican con el tiempo puede haber poca diferencia porcentual de aquellas manipuladas por medios hegemónicos de comunicación que son quienes penetran culturalmente a esa mayoría que les hace creer culpables a la mayoría marginada. Ésta que entregó todos derechos para que se los cuiden y se los despilfarraron con políticas que rompieron su vida digna.