“El miedo no es zonzo”, reza una popular frase que hace alusión a una actitud de alguien frente a un estado de vulnerabilidad que debe afrontar como mecanismo de defensa, ante un temor hacia algo o alguien más. Muchas veces denotando un interés personal (económico o social). Y así es como se gobernó esta ciudad durante los últimos 20 años.
Desde el 2003 en Cañada de Gómez, Stella Clerici gobernó con métodos sorprendentemente macabros, aunque debemos reconocer que con mucha sutileza e inteligencia; para poder no sólo cooptar a los distintos sectores estratégicos de la ciudad, sino además con el ya clásico “premio/castigo” que tantos adeptos suma para una gestión que no tiene una líder carismática o con una verborragia destacada.
La señora intendente, se basó en apuntar a las instituciones (escuelas, clubes, fundaciones, hospitales, sanatorios, etc.) para “filtrar a uno (o más) de los suyos” como foco celular de acción. Y esto se impuso “por las buenas, o por las malas”, haciendo que sí o sí la mandataria tenga oídos -y ABSOLUTO PODER- en todo punto de la comunidad. Pero siempre el temor era el método.
Pero con el periodismo utiliza un método más efectivo, basado en pasos. El que consiste del siguiente modo: Primero se acerca al medio o periodista con amabilidad y amiguismo, e intenta pautar con éste; si el periodista acepta; éste sobre entiende que debe publicar sobre Clerici “la buena propaganda”, y hablar maravillas de la Gestión, pues de lo contrario, los periodistas y medios creen que la pauta se corta; entonces se aplica la “obediencia debida”.
Para el periodista que no acepta la pauta del método clericista, y continua con su labor periodística con la ética y moral profesional, continúan los pasos del método Clerici. Primero, se investiga al periodista en profundidad sus finanzas, su vida privada y sus contactos, para “conocer al enemigo” y saber donde pegar. Luego, comienza la etapa de desprestigio hacia el periodista o medio, tratando de imponer en la comunidad que el trabajador de prensa que no comulga con la actual gestión es un “mentiroso”, que “recibe dinero la oposición”, o de algún privado poderoso que lo compró para atacar al gobierno municipal. Incluso muchísimas veces el método es más cruel, pues los mismos funcionarios se encargan de inventar publicaciones en las redes sociales para desprestigiar el nombre del periodista hasta “meterse” con sus allegados y familiares.
Si el periodista, puede lidiar con eso y no caer en la tentación o el miedo de “transar” con la Gestión Clerici, empieza un estadío menos cruento pero muy efectivo para algunos débiles de autoestima: El ninguneo; es decir, fomentar en los demás medios y en los vecinos la no importancia de lo que denunciar o publica el periodista libre, con esto se busca desacreditar todo el trabajo del periodismo no cooptado que muchas veces denuncia corrupción del gobierno local; casi siempre ésta resulta ser la etapa más efectiva; pues si la intendente no le da importancia, y los demás medios no levantan la noticia, la opinión pública lo ignora, o cree que es noticia falsa. Pero si el periodista logra eludir este maltrato del poder ¿Qué sucede luego?
Pues comienza una etapa muy dolorosa y que la gran mayoría de los periodistas y medios nunca quiere vivir; la violencia. Se trata de la violencia física, verbal y la mismísima violencia institucional; sin límites. Si el periodista no compra, ni se calla, hay que silenciarlo de cualquier forma; y esa forma va de la mano del ninguneo; es decir, no sólo atentan contra la integridad del periodista libre sino que además nadie (medios de comunicación y vecinos, instituciones y agrupaciones sociales NO DEBEN NI OPINAR NI SOLIDARIZARSE, porque de lo contrario se convertirían en enemigo de Clerici, empatizando con un periodista que no comulga con la gestión. Entonces, “EL MIEDO NO ES ZONZO; SE PREFIERE NO SABER PARA NO SER COMPLICE, Y SI SE SABE NO ME METO, PORQUE POR ALGO SERÁ…”
Le temen los trabajadores municipales, le temer los sindicatos, le temen los docentes, le temen los policías, le temen los bomberos, le temen los médicos, le temen los periodistas, le temen los empresarios, los comerciantes…le temer tanto que hasta muchos cañadenses “entregan orgullosos” a sus hijos para las clásicas fotos de Clerici inaugurado un arco de fútbol o una hamaca en una plaza o un árbol en una escuela; mientras la señora intendente goza de su proselitismo político, violando los derechos de los niños, provocando muchas veces, la continuación del “lamebotismo” legado familiar que perpetuó hasta ahora en el poder la mandataria.
No culpo a los miedos, y me atrevo a decir que entiendo a los oportunistas; pero no quiero terminar este artículo destacando que se dice por ahí “que la gente es tonta y no se da cuenta de la perversa acción de Clerici y que son ingenuos aquellos que la aplauden aunque haya un periodista que les muestre claramente sus actos poco trasparentes”; déjenme decirles queridos lectores; que la gente no es tonta, ni ingenua; porque podemos ver que la cooptación está también en los sectores del clases medias y altas, que tienen una formación académica en sus espaldas; por eso no es ingenuidad; sino es una evidente manifestación de egoísmo y oportunismo económico e individualista: La votan y la aplauden porque “ella” conserva su cargo y poder, y el resto reciben las migajas con placer. Votan por no se botados de la torta.
Por Emanuel N. Soverchia