Tomando en cuenta los últimos acontecimientos de gran relevancia histórica como el Great Reset, tal y como fuera fuera planteado por el economista alemán Klaus Schwab en el Foro Económico de Davos, se promueve desde los más altos niveles de decisión, una drástica reducción de las enormes estructuras estatales y administrativas de todas las naciones del mundo. Reducciones ministeriales, secretarías, subsecretarías y unificaciones territoriales de gobernaciones provinciales como hoy las conocemos; con sus burocracias propias y adecuación de todos los poderes con sus respectivas dependencias; ejecutivas, legislativas y judiciales a un organismo supranacional bajo la órbita de la ONU.
Como se afirmaba en pasadas épocas de la historia argentina, “hay que achicar el estado”; pero en este caso, no por razones presupuestarias. Es así, que los permanentes tironeos electorales y la búsqueda del acomodo estatal, dejará de tener sentido por lo que la llamada “clase política” conocida, habrá de recorrer otros senderos o reinventarse en sus aspiraciones. Lamentablemente la tan declamada democracia vive en estos tiempos los estertores finales de su enfermedad terminal.
También la vieja idea del desarme y la desnuclearización, ya no obedecen a las altas y nobles aspiraciones como son la paz, la armonía, la justicia y la concordancia, sino al proyecto de aldea global donde un gobierno mundial que desdeña sistemáticamente la autonomía económica y política de los pueblos de hecho, pretende prescindir de las fronteras internacionales en nombre de aquellos atributos por derecho. Cuando tomamos en cuenta que los primeros en la lista en el desarme fueron los países del tercer mundo, posteriormente Europa y finalmente lo será en EEUU, comprenderemos que el gobierno mundial va tomando forma concreta y acelerando su paso.
El programa “Para la carrera hacia la Paz” tiene fecha en mayo de 1962, aunque su título completo era Liberarse de la guerra, programa de los Estados Unidos para el desarme general y completo en un mundo de paz, publicado por el Departamento de Estado y elaborado en septiembre de 1961. Por otro lado, en febrero de 1996 la revista Ecologic explica que el programa medioambiental de las Naciones Unidas, junto con todos los tratados medioambientales bajo su jurisdicción, serán, en última instancia, gobernados por un cuerpo colegiado de activistas medioambientales, escogidos sólo entre diez ONG acreditadas. Estas ONG serán seleccionadas por delegados de la Asamblea General que, a su vez, estarán elegidos por el presidente de los Estados Unidos. La Comisión dice: “El paso más importante que debe tomarse es conceptual”. Como por ejemplo el concepto de “Recursos Globales” o de “Espacio Vital”, que actualmente se usan en forma casi gratuita como el aire, pero quien dice, que para aquellos que fantasean con la idea de escaparse del sistema, teniendo en la atractiva lejanía serrana una huertita para el sustento diario, no tengan que pagar un impuesto por cultivar rabanitos, puesto que ese suelo es un “Recurso Global” y le pertenece al Planeta, no al dueño.
Es decir, que existe la posibilidad cierta, que se instrumenten una cantidad de impuestos globales solo por vivir en el planeta tierra, que los globalistas celosamente cuidarán por nosotros de la misma forma que pretenden cuidar nuestra salud. Entonces el concepto que “nadie podrá poseerá nada y será feliz”, encaja entre otros, como aquel que nadie podrá tener un arma de fuego o letal a excepción de la policía o personal militar, esto nos da una muestra cabal de la enorme preocupación que genera en los responsables del latrocinio las posibles reacciones sociales que estos absurdos inmorales pretenden de la Humanidad. El Nuevo Orden Internacional requerirá de un ejército y seguramente, nosotros, la gente común, nos veremos sujetos a la autoridad de tropas extranjeras bajo la bandera de la ONU, que tendrá el derecho de detenemos si no cumplimos con las normas del Orden Global.
El expresidente George Buch, expresó en tiempos de su mandato, que el traspaso de autoridad al secretario general de la ONU, estaba “en transición” y la Corte Suprema dictaminó que la Constitución de EEUU estuviese bajo el fuero de la ONU. Por un sinnúmero de razones que más abajo se expresan, los globalistas aseguran que es necesario; un gobierno único, una moneda única, una religión única, un Tribunal Criminal Internacional único y un ejército global único.
“El vecindario global que tenemos hoy está, como la mayoría de los vecindarios, lejos de ser ideal; tiene muchas imperfecciones. No todos sus residentes reciben un trato justo; no tienen las mismas oportunidades. Millones están tan desposeídos que ni siquiera piensan que pertenecen a un barrio, ya que las mareas del progreso de las últimas décadas los han pasado. Si la revolución de las comunicaciones les ha tocado, ha servido para confirmar su sensación de aislamiento. Esta reacción no refuta el surgimiento de un barrio, pero plantea un desafío a su gobernanza para reducir la alienación entre vecinos. Tampoco, a otro nivel, el hecho de que el mundo se convierta en un vecindario significa que el estado-nación ya no es relevante. Pero los estados, así como los pueblos, se enfrentan al desafío de idear formas de gestionar sus asuntos, de desarrollar nuevos enfoques de gobernanza para la vecindad global en interés de todos. Gran parte de este informe trata sobre cómo el mundo podría hacer del vecindario compartido un hogar satisfactorio para todos sus ciudadanos. Junto a la vida, la libertad es lo que más valora la gente. En su concepción más rica, la libertad es todo lo que permite a las personas elegir los caminos de sus vidas y convertirse en lo que pueden ser. Los derechos y las prerrogativas de que disfrutan las personas en todo el mundo distan mucho de alcanzar la libertad en este sentido. La gobernanza global se preocupa fundamentalmente por mejorar los derechos, las capacidades y el bienestar”.
Toda esta cháchara globalista, es historia en desarrollo, donde las viejas nociones de territorialidad, nacionalismo o independencia han perdido su significado, estos principios tradicionales necesitan adaptarse según Schwab puesto que son anacrónicos. Creo que aquí ya se percibe definitivamente el rol de la antigua nación-estado, los gobiernos ya no ejercerán el control de nada importante a no ser que la ONU les permita compartir la gobernanza. Antes, si alguien nos invadía, podíamos esperar la solidaridad de la Comunidad Mundial, pero ahora, si salimos del nuevo Sistema o defendemos posturas diferentes, será la misma comunidad mundial la que llevará a cabo la invasión. Eso es lo que significa la soberanía ejercida colectivamente, porque ahora formaremos parte de un Estado Global que sólo responde a un poder, el de las Naciones Unidas; y con una simpática apostilla, que a su vez responderá al CFR, dueño indiscutido de este sistema criminal.