El dólar es un precio más de la economía. Un economista llamó “buchón” al dólar blue. Y el blue es el que eriza la epidermis social. “Buchón” porque en alguna medida es el que “buchonea” lo que pasa en la economía real, es un reflejo de los desajustes económicos.
Más allá de todo lo que se diga, de que es un mercado pequeño, de que pocos especuladores lo pueden mover, etc, etc, si la macroeconomía estuviera ordenada estos brincos no se producirían. Por otro lado, debemos tener en cuenta un dato no menor: si el Gobierno, que tiene toda la botonera, que, se entiende, tiene mucha más información que cualquiera de los ciudadanos le pone precio (oficial) al dólar turista (antes, dólar Qatar) y, al momento de escribir esta nota esta $383, reitero, oficial, ¿a cuánto se cree pueden ir los demás dólares? De manual.
Desde ya, más allá de que ponga en llamas el pelo de los argentinos, el dólar en cualquiera de sus variantes tiene un impacto no solo social sino económico en los precios, por consiguiente en la inflación. Para ello apelaron a un “nuevo” mecanismo: control de precios y de stocks, ahora de la mano de camioneros.
Los funcionarios de economía, incluido el ministro, siguen un poco perdidos, a menos que crean que el problema de la inflación es la teoría expuesta por un “estadista”, Pablo Moyano, que sostuvo que “el problema de la inflación es que los empresarios escamoten los productos para venderlos más caros”. A esa teoría se la puede reforzar con la expuesta por el Presidente, “gran parte de la inflación es autoconstruida, está en la cabeza de la gente” dijo.
Se entiende, estamos en una época de autopercepción, las cosas no son lo que son o uno no es lo que es, sino lo que se autopercibe. Podría entonces, además de mandar a los camioneros y teniendo en cuenta que la Argentina es el país con mayor número de sicólogos per cápita, mandar a los sicólogos a las puertas de los supermercados a explicar a la gente que los precios en las góndolas no son los precios que aumentan, sino que es lo que autoperciben, que solo está en su cabeza, Va de onda, no cobro nada por la idea. En rigor a la verdad, hay un ministerio no formal, pero que existe en la práctica, y es de donde surgen todas estas “nuevas ideas”, que de ideas tienen poco y de nuevas nada, es el ministerio de los delirios. Cerramos el año con una inflación del 94,8%, 16 veces más que Brasil que tuvo el 5,9.
Abro paréntesis: en estos días en la visita de Lula se puso en agenda lo de una moneda común con Brasil, humo en estado puro. Solo para citar la inflación, el riesgo país y el nivel de reservas ¿alguien cree seriamente que se puede tener una moneda común con semejantes asimetrías, Brasil 5,9 inflación, Argentina 94,8, riesgo país Brasil, menos de 300 puntos, Argentina 2000, reservas Brasil US$ 350 mil millones, Argentina, líquidas, no llega a 6 mil millones? Cierro paréntesis. Argentina 94,8% de inflación, Paraguay 8,1, Uruguay 8,3, Chile 12,8, Perú 8,6, Bolivia 3,1. Que se sepa, en ninguno de esos país andan los moyanos, o piqueteros corriendo a los empresarios. En poco más de un mes se cumplirá un aniversario histórico: el 18 de marzo se cumplirá un año en el que el Presidente Fernández le declaró formalmente la guerra a la inflación. Había iniciado la etapa de grandes inauguraciones, fue en una estación de tren en Tortuguitas, muy serio se comprometió a “terminar con los especuladores”.
Después vino la excusa de la guerra en Ucrania, antes había sido la pandemia, siempre lo mismo, la culpa del gran bonete, nunca tuvo nada que ver el desastroso gobierno del tridente Alberto Fernández, Cristina y Massa. Los aprietes y represalias son del paladar K. Ya las patotas de Moyano lo habían hecho al mando de Néstor Kirchner. Grabois se anota en la patriada. Hay una Argentina dual, una que nos dio cinco premios noveles, es el país con mayor generación de unicornios, nos dio Maradona, Messi, Fangio, Di Stéfano en el deporte, médicos y científicos extraordinarios. Pero nos da políticos y sindicalistas que atrasan siglos, ineptos, corruptos, incapaces.
Las medidas que más se destacan en este Gobierno de Alberto Fernández, Cristina Fernández, y Sergio Massa, son las que emanan del ministerio del delirio, en este contexto, con este Gobierno, el dólar a $ 400 es barato. Amigo lector, si le sobra un manguito, a 400 el dólar esta barato, va de onda.