CAMBIO, la palabra más usada por los políticos a lo largo de la historia. Tan fácil de pronunciar para cualquier persona, pero que poco se tiene en cuenta el verdadero significado cuando se aplica en una oración. ¿A qué se refieren los candidatos cuando dicen que hay que «hacer un cambio «? ¿Realmente ellos saben lo que están diciendo o es solo una forma atractiva de captar tontos? Bien digo, tontos que se creen todo cuanto les dicen o proponen.
Por Ivana Isasa
Pensemos por un momento si alguna vez estuvimos nosotros en esa posición, vamos a aclarar, en la que fuimos engañados y por eso nos convertimos en tontos. Engañados como nuestros hermanos norteños, a los cuales se les aparecen los políticos como una visitación fantasmagórica únicamente cuando se avecina la elección.
Charlando con una persona me decía, «vienen con dos asistentes, el político pregunta: ¿a ver, que necesitan que les haga? Y los dos que están atrás toman nota. Comienzan la obra prometida, y cuando termina la elección, se abandona todo lo que pedimos, no aparecen más.» Entonces cabe una pregunta ¿porque estos fantasmas vuelven a estar en el gobierno ocupando cargos? “¿Porque la gente no se da cuenta de lo que votan?” También me decía este hermano norteño.
Para que se cumpla este cambio anhelado por el pueblo, es necesario que se produzca un quiebre en nuestra conciencia, en nuestra forma de pensar y de actuar en la sociedad. Una batalla entre lo que estamos acostumbrados a escuchar y lo que realmente esperamos para nuestro pueblo, vivir dignamente. Este quiebre es lo que nos va a llevar a tomar el avión para despegar y tomar un rumbo correcto.
¿Qué hay de la honestidad?, porque no generan confianza a través de sus propuestas. No es sincero para responder a los planteos de las obras o los pedidos de los vecinos, proponiendo plazos y otras propuestas exorbitantes algunas veces. La honestidad se demuestra tanto exterior como interior, no debería haber político que no la tenga. Cuán diferente sería la vida si el político tuviera sinceridad al hablar con la gente y respetara sus valores morales. Tenemos que ser conscientes, enfrentar y analizar su trabajo, sacar cuentas de cuantas veces ha cumplido y cuantas no, y allí definir si seguimos poniendo nuestra fe en él.
La persona sincera es transparente, justamente este dicho de «una persona sincera» se aplicaba en la antigüedad a corregir imperfecciones con cera sobre estatuas. De ésta forma la obra ya no era pura sino que tenía algo que estaba ocultando una imperfección. Al político le falta esta característica, oculta secretos, realiza contratos que benefician solo su propio interés y nada tienen que ver con la sociedad; no es frontal, y tiene dos caras. Pero nosotros tenemos el poder, con la honestidad, de sacar todo lo oculto a la luz de la sociedad, para que no seamos fruto de una esclavitud.
Más que cerca de la transparencia está cerca de la oscuridad. Y cuando llega a este punto no puede lograr ser fiel ni siquiera a sí mismo, porque como carece de principios, es mentiroso y es oscuro, va cambiando continuamente para logar su propio beneficio, o en algunos casos, los beneficios de sus allegados que también fueron o son participantes de las dádivas del estado. No es leal a nada, ¡y ojo! La lealtad no es exclusivamente a una organización, es de todo aquel que se compromete con otro, que hace un pacto para siempre. Como tantas cosas la lealtad también se ve afectada por el rótulo partidario. Los que se dicen leales pero no lo son, son fieles a ellos mismos, no tienen compromiso, no son capaces de tener respeto por el ciudadano. Viven engañando, como el caso de este ciudadano norteño, al que poco le pudo cumplir este candidato, porque fue engañoso, malicioso con su mensaje, queriendo convencer como cada año que podría, por una vez, hacer algo diferente. ¡Mentiras y más mentiras!
Analizando todas éstas palabras podemos distinguir claramente qué clase de persona o personaje se escuda tras él rótulo de «candidatos», tenemos que ser capaces si pretendemos un verdadero quiebre entre el pasado y la construcción del futuro, no podemos seguir con personas que posean estas características destructivas.
Debemos elegir gente que no nos mienta, estudiar cada candidato bajo estos conceptos y ver si realmente su vida avala y refleja una persona digna de confianza, digna de que ponga la boleta con su nombre en la urna, si merece que nos represente en el gobierno, si merece que maneje las cuentas fiscales que estamos pagando, y así con todas sus obligaciones.
No dejemos que nos atropellen creyendo que somos tontos, quizás en cierta medida un día lo fuimos, pero ahora demos un giro, hagamos un cambio en la política del país, como humanos tenemos el poder del razonamiento, usemos la inteligencia y sabiduría, y votemos correctamente, a quien sabemos que tiene estas virtudes prioritarias.
Les dejo una frase que dijera en su momento un líder que nunca abandonó sus principios, que pasó por todo tipo de desprecios y fue pisoteado por buscar siempre la libertad de su pueblo, a quien debemos respeto y tenemos mucho ejemplo para tomar. “Los verdaderos líderes deben estar dispuestos a sacrificarlo todo por la libertad de su pueblo”. Nelson Mandela.