Con la programada llegada del nuevo redentor de la economía criolla Sergio Massa, en esta convulsionada y empobrecida República Argentina, se abren grandes expectativas, aunque únicamente para sus mentores y socios que son el Kirchnerismo y el sistema financiero internacional.
Sergio Massa, largamente conocido y no precisamente por sus fuertes convicciones ideológicas o partidarias, que, desde su salida de la UCD hasta el día de la fecha, tejió con fina estrategia su innegable base de poder político acercándose a la falsa progresía demócrata estadounidense, en las personas de Bill Clinton, Hillary Clinton, Barack Obama, John Podesta y hasta el mismísimo Joe Biden. Es miembro activo del CFR (Council on Foreing Relations), La Open Society de Soros, El Consejo de las Américas y el Instituto Nacional Socialdemócrata. Massa, también participó de la asunción de Donald Trump, es amigo del exalcalde de Nueva York Rudy Giuliani y puede mostrar una larga lista de socios muy poderosos he influyentes.
La Argentina de hoy está entrampada por la misma dirigencia política que declama su desarrollo y vive momentos cruciales y definitivos de supervivencia como república.
Con una deuda externa impagable, exageradas expectativas de crecimiento y un alto peligro de desmembramiento territorial, Massa promete orden fiscal, superávit comercial, fortalecimiento de reservas en divisas y desarrollo con “inclusión social”. Nada de esto es posible si no se asume el lastre vernáculo de la deuda externa.
Por otro lado, queda muy claro que el éxito de Massa estará siempre atado a las instituciones de crédito y al FMI, con muy pocas posibilidades de nuevos encuadres geopolíticos en el lado oriental del mundo.
Nuevamente el campo, aportará de su bolsillo para equilibrar la balanza; y mal que le pese, seguirá soportando la carga tributaria y a la clase política parasitaria que lo desangra.
Nada nuevo bajo el sol se ve como salida a la postración financiera y económica actual. Se escuchan las mismas promesas, los mismos métodos y las mismas recetas de otras épocas.
Como afirmara Fernando Gómez en Informativa: “Lo que sucede en el gobierno, y que padece el país, es la imposición por parte del poder económico subordinado a los intereses de Estados Unidos de un nuevo mando político por fuera de los resortes institucionales existentes. Sergio Massa es la consecuencia del acuerdo con el FMI, de la dependencia económica en la que están sumergidos nuestros recursos estratégicos, de la concentración económica que se agrava con el paso de los años y de la reciente corrida cambiaria que cede tras haber conquistado sus objetivos”.
Para tener una somera idea de la experiencia vivida por Batakis en EEUU y según lo consignara Infobae: “La escucharon ejecutivos de los bancos Citibank, Morgan Stanley, Barclays (Sebastián Vargas), Santander (Siobhan Morden) y Goldman Sachs (del equipo de Alberto Ramos); también, de los fondos Adcap (Javier Timerman), Golden Tree (Matías Silvani), Gramercy (Gustavo Ferraro), Braybreach, VR Investments, Paloma Partners y Wellington Management, entre otros. En el auditorio había ejecutivos de bancos y fondos de inversión poco interesados en comprar papeles argentinos en el corto plazo, pero preocupados por la posibilidad de que el país vuelva a caer en default. En las dos horas y media de la reunión, la funcionaria les aseguró a ejecutivos y analistas que habrá un claro ajuste fiscal, que la devaluación del tipo de cambio oficial no es el camino adecuado, que las tasas de interés subirán y que el gobierno cumplirá con los compromisos que asumió ante el FMI”.
Pero ante la duda y siendo una outsider del sistema no le creyeron, fue finalmente entonces, que apareció el plenipotenciario cuasi Chicago Boy Massa para calmar las aguas cambiarias y tranquilizar a los inversores; aquel que en el año 2016 Macri presentara y señalara en Davos como el próximo líder del partido justicialista.