¿Quién iba a imaginar que Milei iba a concluir su mensaje sin su marca de fábrica “viva la libertad carajo!”? Después de la paliza electoral en Buenos Aires advirtieron que las Fuerzas del Cielo, a diferencia de Moisés, en lugar de llevarnos a la Tierra Prometida, nos dejó otra vez al pié de la pirámide y con el faraón deshilachado.
El operativo lavado para convertir a Kicillof en “bueno”, “moderado” comenzó el lunes 8. A pesar de que no cambiaron nada, plantean lo mismo que ellos hicieron, veamos un par de ejemplos: Kicillof ese mismo lunes puso un nuevo impuesto a las transferencias de las billeteras virtuales y Máximo Kirchner, en una nota radial propuso restablecer y aumentar el impuesto a los bienes personales.
Son los que después de 20 años de centralidad política y gobierno pusieron el cepo en el 2011. Con Kicillof como Ministro de Economía estancaron el PBI, la industria no creció, atrasaron el tipo de cambio real con una brecha promedio del 50%, las reservas quedaron negativas, había déficit comercial , llenó de controles de precios, congelamiento de tarifas, nos dejaban sin luz en verano y cortaban el gas en invierno a las industrias, con la deuda estábamos con embargos por juicios (entre ellos el de la “expropiación” de YPF, ejecutada por el mismo Kicillof y que hoy nos cuesta US$ 16000 millones) , Club de París, bonistas. En el último gobierno dejaron una inflación del 300%, más del 50% de pobreza, un dólar de 60 a 1000 pesos.
La lista sigue, pero sería demasiado larga. Ahora, bien, estos tipos comenzaron con lo que en la ciencia política se conoce como “golpe blando”. La definición es “un conjunto de técnicas no violentas con el fin de desestabilizar a un gobierno sin que parezca que fue una acción de otro poder”. Una especialidad de la casa.
El peronismo que no acepta estar fuera del poder. Lo hicieron con Alfonsín, a quién le organizaron los saqueos y se fue “escupiendo sangre” como lo habían anunciado. Lo hicieron con De La Rúa, lo intentaron con Macri, gestión que, recordemos, Agustín Rossi definió como “este gobierno es un accidente de la democracia”. Desde el principio de esta gestión, vienen horadando la piedra. Desde el bizarro pochoclero Albistur al elenco estable de desestabilizadores con el senador Mayans, el procesado Guillermo Moreno y el provocador profesional Grabois a la cabeza. En el camino se sumaron los sylvestres, riales, duggans, pazos y todos los mercenarios de C5N. Ahora se sumaron los políticos profesionales, Berni (el que contaminó la escena de la muerte del fiscal Nisman) , Felipe Solá, Jorge Yoma, Emilio Monzó, la senadora Sandra Mendoza que pronostico (o expresión de deseo) que este gobierno no llega a las elecciones de octubre. Ellos se sienten a minutos de la Casa Rosada.
Contra eso en el 2023 la sociedad se expresó mayoritariamente. El riesgo es que por la bronca, la calentura, los errores de este propio gobierno, se abra la jaula de los fantasmas que creíamos enterrados. Seamos claro, lo vengo sosteniendo desde hace tiempo, lo expresé en distintas notas, entre ellas “Tiros en el pié”, “La oposición a Milei es Milei”, “El riesgo kuka son los Milei”.
Con cuatro twiteros insultando a todo el mundo, un empleado de Durán Barba como estratega (Caputo, el rasputín), dos cavernícolas como ideólogos (Laje y Márquez), un puñado de diputadas tan diversas como papeloneras y una hermana como “el Jefe” supremo, el resultado era previsible. El cachetazo electoral, pareciera reubicarlo.
Por primera vez no hubo insultos, no hubo mandriles, no hubo enano soviético, no hubo econochantas, no hubo zurdos de mierda, empobrecedores, no hubo ratas inmundas, no hubo degenerados fiscales, no hubo parásitos mentales. Bajo el nivel de soberbia, no hubo el mejor gobierno de la historia, no hubo premio Novel de Economía.
Por primera vez no aceleró en la curva. Fue en la Cadena Nacional del lunes. También, por primera vez, reconoció errores, dijo “a veces nos entusiasmamos de más”. O sea, se nos fue un poco la mano con la motosierra. Cambió la relación con los gobernadores, parlamentarios, dijo ”estoy seguro trabajando codo a codo con los gobernadores, diputados, senadores, que quieren una Argentina distinta vamos a lograrlo”.
Curso acelerado de realpolitik, a la fuerza, pero parece que lo entendió. Dirigido a la gente, dijo “más allá del éxito que haya tenido nuestra gestión en corregir el descalabro de décadas, entendemos que muchas aún no lo reciban en su realidad material”. Dos mese antes negaba que el ajuste le pegue a la gente, decía nadie se muere por la calle, y ahora, en buena hora, entendió que la gente no llega a fin de mes, se tuvo que endeudar o recortar gastos: prepagas, salir a comer afuera, colegios, expensas, celular, Netflix y sigue la lista. No es que la gente se muere por la calle, pero vive peor.
Fue un Presidente tratando de convencer a la gente que siga apoyando su modelo. Bajó ocho cambios, dejó de lado la soberbia, sin dudas las urnas los hicieron recalcular. ¿Le alcanzará? Como desde el principio, depende de Milei.