En el último tiempo, muchos cañadenses vimos que la boleta de la Tasa General de Inmuebles Urbanos (TGIU) que llega a nuestros hogares mes a mes viene con subas en su monto que, aunque impresionantes, no sorprenden demasiado para un país con inflación alta como la Argentina. Lo que sucede es que en 2020 el ajuste de la Tasa Municipal fue leve y fuerte en 2021, mientras quelas tarifas de otros servicios del hogar se atrasaron en el mismo período. Así, seguramente muchas familias abonaron en algunos mesesmás de Tasa Municipal que de agua, gas o luz. El aumento del precio de los combustiblesy los ajustes en los sueldos municipales producto de las paritarias auguran una mayor suba de la Tasa Municipal para los próximos meses.
A modo de recordatorio, la TGIU es un recurso tributario controlado por los municipios que grava las parcelas o inmuebles situados dentro de la jurisdicción de la ciudad. A diferencia de los impuestos, las tasas guardan una relación con algún tipo de contraprestación que brinda el gobierno local. En Cañada, el pago de la TGIU debería cubrir los servicios municipales de limpieza y recolección, barrido o riego, conservación de calles, saneamiento, conservación de calles-maquinarias, espacios verdes.
La respuesta a la pregunta de por qué subió tan deprisa la TGIU tiene que ver con su “regla” de ajuste. De acuerdo con ella, los costos de la TasaMunicipal se ajustan de acuerdo a dos parámetros:por un lado, siguiendo el salario de los empleados municipales (categoría 8 del escalafón) y, por otro lado, segúnel precio del litro de gasoil. Enfatizamos la palabra “regla” porque no hay estudio de costos que la avale. Es un mero mecanismo de indexación parcial. Es lógico que en la producción de los servicios contemplados en la TGIU participen otros insumos además de los ya mencionados.Por lo tanto, el Municipio desconoce su verdadero costo, cuánto tendría que cobrarle realmente a los cañadenses y también el subsidio que supuestamente otorga.Una empresa privada que desconoce sus costos, a la larga termina quebrando, estancando su crecimiento o perdiendo rentabilidad. El sector público claramente puede operar de otra manera.Para el vecino que recibe la boleta, la leyenda del subsidio seguramente se trate de una buena política porque lo asocia con más plata en sus bolsillos para gastar en otras cosas de su preferencia. Lo que no le cuentan es que va a terminar pagando más impuestos municipales en otra parte de la ciudad.
De acuerdo con la ejecución municipal de 2020(última presentada), el municipio recaudó $70 millones en concepto de TGIU que representó 19,7%de los recursos de propia jurisdicción (la mayor fuente de ingresos municipales es por lo lejos el DREI que aporta 43,4% de los recursos propios). En perspectiva, entre 2013 y 2020 la recaudación de la TGIUrepresentó, en promedio,20,5% de la recaudación propia, aunque con una tendencia decreciente. No obstante, el monto en pesos constantes descontando los efectos de la inflación muestra un salto en el monto recaudado en 2016 -por la incorporación de un “adicional” en dicho año- que luego se mantiene, aunque con oscilaciones. Si comparamos la recaudación a cobrar según las boletas emitidas con loefectivamente recaudado, se observa que el porcentaje de contribuyentes que abona la tasa disminuye dramáticamente con el tiempo. En 2013 pagaban 60% de las boletas emitidas, mientras que en 2020 ese porcentaje descendió a 47%.
Un efecto menos visible pero concreto de la gestión que hace el municipio local con la TGIU tiene que ver con el mercado de viviendas para alquilar. El pago de la Tasa se traslada a los inquilinos porque son ellos en carácter de consumidores de la propiedad quienes reciben los servicios municipales. Por contrato, la mayoría debe mantener la Tasa Municipal y otros servicios al día, sobre todo al momento de renovar o dejar la propiedad. En cambio, los propietarios pueden estirar el pago de la TGIU aprovechando las moratorias municipales, ya queen ninguna casa se va a dejar de recolectar la basura si las boletas no están pagas. Conclusión, para gran parte de los inquilinos, quienes cada vez son un número mayor y tienen en promedio un menor ingreso, la Tasa es un escollo más en la jungla del mercado inmobiliario.
A modo de cierre, la TGIU recae sobre las propiedades al igual que el impuesto inmobiliario (recaudado por la Provincia) o bienes personales (Nación). ¿Es necesario que una familia pague tres veces por lo mismo? Teniendo en cuenta que la tasa se asemeja cada vez más a un impuesto, en el sentido de que su monto no guarda relación con el gasto por las contraprestaciones recibidas, lo más lógico sería su eliminación y que esos recursos se suplantenvía coparticipación del impuesto inmobiliario o bienes personales. Esto sacaría de la calle un tributo que perdió su esencia, permitiría reducir gastos administrativos de recaudación y dotaría de mayor progresividad al sistema tributario. La reducción y eliminación de tributos municipales debe ser parte de las reformas fiscales que debe experimentar el país. Muchas de ellas no requieren de amplios consensos a nivel provincial o nacional.Por ejemplo,Capitán Sarmiento eliminó 109 de las 130 tasas municipales. Pero para que los gobiernos locales no pierdan autonomía, la coparticipación nacional y provincial sí deben basarse en mecanismos claros y que sean fruto de una profunda discusión social, económica y parlamentaria. No obstante, es evidenteque nuestros gobernantes prefieren las restricciones presupuestarias blandas para ejercer unmayor poder discrecional sobre los recursos. Está en el ADN político argentino.