En la Municipalidad de Lomas de Zamora admiten que todos sabían de los lujos de Martín Insaurralde. También lo sabían su gobernador y demás personajes de la política. Dicen en su entorno “Martín se equivocó de profesión, le gusta la joda, andar con mujeres despampanantes, ser millonario, gastarse la plata de manera obscena y llena de luíos”.
Desde hace 20 años Insaurralde maneja el dinero de los contribuyentes de Lomas, el segundo distrito más pobre del conurbano, también tiene gente propia en el negocio del juego bonaerense, la caja más negra y obscena de recursos que financian a la política y los políticos. En su última declaración jurada Insaurralde dice tener entre bienes y efectivo $ 6 millones. Un día de alquiler del yate en Marbella fueron 8 millones de pesos. No fue magia decían los kirchneristas. Ciertamente no lo fue.
Como si la agresión no fuera suficiente, su novia, la modelo Sofía Clerici enojada con los comentarios críticos escribió “que mal está la gente”. Burla sobre burla. Claro!! que la gente está mal, 18,5 millones de pobres, 4,5 millones de indigentes. Para su jefe en la gobernación fue “un error” en la misma línea el jefe de asesores de Kicillof dijo “no nos consta que haya sido un delito, fue una falta ética”, al igual que para el ministro-candidato Massa quién dijo “cometió un error, renunció y debe renunciar a la candidatura en Lomas”. Listo, ya pagó. Todos saben que el socio político de Insaurralde es Máximo Kirchner, no comparten el gusto por los lujos y la vestimenta, pero si por la plata, ambos creen que la acumulación de dinero es acumulación de poder. A Insaurralde lo obligaron a dimitir para no pedirle la renuncia. Se debaten entre intrigas, sospechas, trampas, pases de facturas. No importa lo que hizo, el problema es que salió a la luz.
Para el relator ultra K, Víctor Hugo Morales, el problema es que se la dejó servida a Clarín y a La Nación. Mas descaro, cinismo, obscenidad difícil encontrar. En un spot de campaña, al borde de las lagrimas decía Insaurralde “yo quiero hacer política de verdad, quiero que las cosas cambien, quiero ir al mismo restaurant a comer, vivir en la misma manzana, ir al mismo club, el día que no pueda hacer eso, no hago más política” Hijo de puta. El kirchnerismo siempre fue una enorme mentira bien contada, en nombre de los pobres odian Apple pero tienen el ultimo iPhone 15 Pro Max, veneran la salud pública pero todos tienen Osde 410, 510 y se atienden en el Otamendi, odian CABA pero viven en Recoleta y Puerto Madero, odian EEUU pero vacacionan en Miami y tienen allí sus pisos. Hablan de una ética de la responsabilidad que nunca condice con su realidad personal.
En el territorio de Insaurralde la gente se caga de hambre pero el come langosta en Marbella, otros no llegan a fin de mes pero a Sofía Clerici le regala un Rolex de 10 mil dólares. Vas al hospital El Cruce en Florencio Varela, todo roto, lleno de ratas y cucarachas pero Mayra Mendoza se atiende en el hospital Austral de Pilar. Nos comemos los 62 paros que hizo Baradel en la escuela pública pero Massa y Malena mandaron a su hijo Toto al colegio Nuevo de las Lomas de San Isidro cuya cuota esta en $ 186458 mil pesos por mes. No está mal que vivan bien, si el dinero es suyo y legitimo, está mal que hace 20 años nos bajan un discurso de miseria, de hambre, castigan a la clase media por querer vivir mejor. No es solo Insaurralde, es un sistema corrupto, podrido. Es un sistema de políticos corruptos, empresarios corruptos, presentadores de la tele corruptos, periodistas corruptos, sindicalistas corruptos. La pobreza es funcional al kirchnerismo por esta clase de hijos de puta, te quieren, te necesitan pobre, ignorante y sometido.
Cuanto más pobre, menos preparada la gente, mejor para ellos. Pero hay algo peor a la figura que sintetiza todo eso y que es la Insaurralde, es peor a eso una sociedad dormida, callada, anestesiada, apática que mira para otro lado y que al menos en un tercio convalida con su voto toda esa obscenidad. En la serie Borgen, la mujer del primer ministro, a sabiendas que le va a causar un grave problema, compra con la tarjeta corporativa un vestido. Se sabe y por un vestido, el primer ministro danés debe renunciar. Valdría la pena preguntarnos porque a Dinamarca le va como le va y a nosotros nos va como nos va.