La irrupción de Milei, sus extravagancias y sus posturas extremas venían produciendo un fenómeno curioso, la minimización de los efectos negativos del desastre kirchnerista. La sentencia sobre el caso YPF volvió a poner en escena la desmesura de la gestión K. Los excesos de Milei venían jugando a favor de la supuesta racionalidad massista, como si la matriz ideológica conceptual del kirchnerismo se volviera más ligh ante los excesos de Milei proponiendo “incendiar el banco Central” o cuestionando los cimientos de la lógica política y democrática que opera desde hace 40 años. La sociedad argentina queda atrapada entre dos locuras, la ya clásica “locura” kirchneristas que tuvo la centralidad política en los últimos 20 años y la nueva “locura” libertaria. Ambos se eligieron como rivales y tratan, ambos, de dejar afuera a JxC. Tanto se parecen.
Según la revista The Economist Milei es un “riesgo para la democracia”. Vale una aclaración: The Economist es una revista sobre economía, política y temas globales que se edita en Londres desde 1843. De puro cuño liberal, es “la biblia” para los economistas. Para esa publicación, el líder libertario resulta “un académico excéntrico que aspira a Presidente, un creyente de teorías conspirativas y un escéptico del cambio climático”.
Después de una entrevista personal, de más de tres horas, The Economit es lapidario sobre su carácter: “el próximo Presidente seguramente tendrá que acudir al FMI y éste es el tipo de tarea diplomática delicada para la que Milei claramente carece del temperamento adecuado. Su asesora más cercana parece ser su hermana. Dice cosas incendiarias sobre sus oponentes. Sugirió que se debería decapitar a un ex asistente presidencial. Es fanático de Jair Bolsonaro, un ex presidente populista de Brasil que copió algunas de las tácticas antidemocráticas de Donald Trump”.
Un estadista brillante, ex presidente del Uruguay, Julio María Sanguinetti, dijo “uno no está acostumbrado a lidiar con fenómenos extravagantes que ocupan zonas de enojo, preocupantes” y agregó “Bolsonaro era un agitador de derecha, Milei se parece mucho a eso, se parece más a un agitador que a un conductor”. Sobre el surgimiento del león de la Libertad Avanza dijo “es una respuesta drástica de enojo, es una respuesta psicológica, no ideológica. Estoy enojado, barro con todos. Son la sumatoria de islotes de enojo, pero la rabia, el enojo, difícilmente construya, la rabia nunca es el sustento de un proyecto político”. Volviendo al semanario británico en un pasaje señala que “a pesar de sus credenciales neoliberales, liberales o libertarias, el candidato presidencial tiene una vena autoritaria”, en clara contradicción con el ideario que dice defender. Se pelea con todos, lo adulas o sos un enemigo, propone un culto a su personalidad, que es claramente incompatible con el liberalismo.
A pesar de esas contradicciones y de que seguramente sus votantes no tengan ni la más mínima idea de lo que es la escuela austriaca de economía, decía un operador político de JxC “a Milei no le entran las balas”. Milei es un grito, un insulto emocional, una reacción social e hiperbólica contra un relato monótono, soberbio, oxidado y contra un modelo económico que se aplicó durante un par de décadas, y que, provocó estragos de toda clase. Fue asertivo con su discurso anti casta. La clase dirigente está lejos del mundo actual, en el que un trabajo está en el celular, en el que el dinero fluye vía Mercado Pago y donde el Estado estorba, molesta, dirige y encierra. A la clase trabajadora ya no los representan los ultramillonarios burócratas sindicales, el proletariado actual son los Rappi, los Ubers, los Pedidos Ya, los jóvenes programadores que ganan en dólares afuera y se acostumbran a operar en cuevas para que el Estado actual no les rapiñe el 50%, son los operadores de criptomonedas o los que venden por Instagram.
Milei emerge en una sociedad donde los policías no la protegen de los malhechores y la clase política vive en una caja de cristal. Concluye un reconocido consultor político: “así, los argentinos estamos tan mal, el oficialismo devastó todo y la oposición republicana se presenta tan atomizada y distraída en peleas personales inadmisibles que podemos comprarle un tónico contra el mal de amores a cualquier buhonero que pase por la aldea”. Como un efecto pendular, emerge Milei, a un populismo de izquierda le corresponde un populismo de derecha. ¿Milei puede ser la continuidad de Cristina por otros medios?. Ambos gritan, ambos actúan, ambos van por todo. Los dos desprecian las instituciones, los dos insultan a los medios y a los periodistas, ¿Qué diferencia hay entre “los esbirros de Clarín” que condenaba Cristina y los periodistas “ensobrados” que menta Milei? Milei admira a Trump y Bolsonaro, Cristina no lo dice pero hizo lo mismo que Trump y Bolsonaro, se negó a entregar el gobierno.
Milei sostiene que Cavallo fue el mejor ministro de Economía y el de Menen el mejor gobierno. Tanto Néstor como Cristina que dijo que “Cavallo es el cuadro más lúcido” defendieron ese gobierno, solo basta buscarlo en You Tuve. Del “viva Perón carajo” a “Viva la Libertad carajo” solo hay un paso, los populismos siempre se tocan.