La pandemia en la región
Nadie sabe cuándo va a terminar, ni cómo quedaremos como sociedad cuando pase la pandemia. Lo único seguro es que no seremos los mismos. Esto es válido para toda la humanidad, para un nuevo mundo que seguro se avecina, pero también para el pago chico, donde las acciones cotidianas y cercanas determinarán dónde estuvo cada uno.
Por Mario AS. Chiappino
Periodista
Decía el enorme Armando Tejada Gómez: “Importan dos maneras de concebir el mundo. Una, salvarse solo, arrojar ciegamente los demás de la balsa y la otra, un destino de salvarse con todos, comprometer la vida hasta el último náufrago”.
La pandemia del coronavirus afectará y modificará sin dudas todas las realidades económicas y políticas, tanto en el mundo como en cada país y en cada ciudad. Y así como las posturas políticas de Donald Trump en Estados Unidos como de Jair Bolsonaro en Brasil – privilegiando la actividad económica y minimizando las consecuencias letales del virus sobre la salud y la vida de la población de estos países- serán determinantes para sus “carreras” y su futuro institucional, también lo será para todo dirigente y funcionario en cualquiera de los niveles de responsabilidad que tengan, desde presidente de la Nación hasta intendente de una ciudad.
Son momentos muy difíciles, donde cualquier error puede hacer colapsar la estrategia más exitosa, cómo pudo haber pasado el fatídico viernes en el que abrieron los bancos y se colapsaron de jubilados, es decir del sector de mayor riesgo para el contagio del virus.
Los aciertos del gobierno nacional en el manejo sanitario de la pandemia, decretando tempranamente el aislamiento social obligatorio, ahora parecen naufragar contra las presiones y la necesidad imperiosa de que no se derrumbe del todo la economía.
En el medio hay intereses, actitudes “miserables” de los ricos de la Argentina y su lobby político, las eternas presiones de la prensa hegemónica, pero también hay gente de carne y hueso que no tiene para comer, o que ve como sus esfuerzos de toda una vida se van consumiendo y desapareciendo.
A nivel local y regional, el manejo de la situación derivada del Covid-19 tiene varias aristas dignas de analizar.
Está claro que así como la principal virtud de la intendenta Stella Clérici es su capacidad de gestión, en especial en el manejo de la obra pública, no es menos cierto que su mayor debilidad reside en la dificultad para una construcción política y social basada en el consenso.
Para una situación de crisis como la actual, se necesita una comunicación fluida y clara, capaz de despejar dudas y de evitar el pánico, en especial el que se genera por información falsa o incompleta, sobre todo a través de las redes sociales.
Lo que pasó con el primer caso de corona virus detectado en nuestra ciudad es sólo uno de los ejemplos del incomprensible manejo de la comunicación que asumió el municipio desde el comienzo de la pandemia. Tanto la intendenta como el director del hospital San José Gonzalo Rodríguez se limitaron a comentar en un escueto comunicado que el hisopado a una mujer de 56 años había resultado positivo. Sin embargo, a los pocos minutos del primer informe, ya estaba circulando por todas las redes sociales, el nombre, la foto, la dirección y el lugar donde trabajaba esta persona, en una suerte de caza de brujas con información certera que evidentemente salió de alguna fuente cercana. Sin embargo, ni a la comunidad, ni a las autoridades del Samco de Las Parejas donde trabajaba esta mujer se le había comunicado siquiera que se trataba de un caso sospechoso, por lo que cuando vino la confirmación la sorpresa fue mayúscula.
Tampoco se aclaró jamás si se sabía cuál era el origen del contagio: tuvo que salir el Dr. Nicolás Lapetina, responsable de salud de la Municipalidad de La Parejas, a comentar que estaba prácticamente descartado que se tratara de un caso importado (la mujer había viajado a Uruguay pero había vuelto 20 días antes de que se conocieran los síntomas) y que tampoco se había contagiado del caso detectado en esa ciudad, ya que no había tenido contacto ni con el enfermo ni con profesionales de la salud.
La política de no informar los casos locales en estudio, sospechosos de corona virus continúa hasta el día de hoy, cuando al cierre de esta nota en el parte oficial del Comité local no se comunicó ningún caso informado. Sin embargo los casos descartados en Cañada de Gómez ya son 13 y todavía hay uno sospechoso en estudio, de acuerdo a la información oficial de la provincia. Sin dudas hay un ninguneo de los medios de comunicación locales, a los que se limita a darles siempre el mismo parte de prensa, mediodía y noche sin cambios, no hay conferencias de prensa ni la intendenta dio ninguna nota desde el comienzo de la cuarentena, pese a la gravedad de lo que está ocurriendo y la necesidad de información certera.
Tampoco Clérici – a diferencia de lo que ocurre a nivel nacional, donde gobierno y oposición se alinearon bajo la conducción de Alberto Fernández, en una acción conjunta sin rivalidades políticas ponderada por toda la ciudadanía- aceptó formar parte del Comité Departamental de Emergencia, creado por el gobernador Perotti y presidido por el senador provincial de cada departamento. Mientras todos los presidentes comunales e intendentes participan diariamente de una reunión con Rasetto, en donde se analizan y distribuyen tareas en torno a la crisis sanitaria, la intendenta cañadense sólo participó un rato de la primera reunión y dejó en su lugar a un empleado contratado, sin rango ni poder político y por lo tanto imposibilitado de tomar decisiones.
De hecho esto no significa que no se esté trabajando. Por el contrario es probable que la actividad de la dirigencia local comandada por la intendenta sea incesante y abarque muchas actividades propias del difícil momento que vivimos.
Pero sería importante que en este contexto tan especial, se revea la importancia de los medios, la necesidad de comunicar sin imponer y el valor de lo colectivo y lo regional, es decir de una estrategia común que nos abarque a todos sin sectarismos.
Porque lo que se viene será muy duro y habrá que esforzarse para que podamos estar todos en una misma balsa, comprometiendo la vida para salvar hasta al último náufrago.