Por Juan Cruz Varvello
Lic. en Economía
Como todos los años, más tarde que temprano, la Gestión Clerici hace gala de la ejecución presupuestaria informando a los cañadenses sobre el funcionamiento del Municipio durante el año anterior, con un mensaje de cumplimiento, autonomía, austeridad e inversión. Así, de manera directa y cerrada, sin abrir demasiado el juego, el gobierno local se las ha ingeniado para ganarse con no mucho las virtudes de transparencia y rendición de cuentas que todo gobierno debería poseer. Y es que así también lo da a entender en sus pautas publicitarias: un gobierno moderno, abierto y transparente, por más que no brinde explicaciones a los concejales opositores cada vez que solicitan algo de información o que la última ejecución presupuestaria disponible en su sitio web date de 2017. En esta nota de IDEAR, algo más de información sobre la jeroglífica ejecución presupuestaria del gobierno local.
Comenzando por los números globales, en 2019 el Municipio gasto/invirtió $627 millones y obtuvo ingresos por $598 millones. La diferencia, poco más de $28 millones, es el déficit financiero con el cual el gobierno local cerró sus cuentas. Como todo déficit debe ser financiado, el Municipio echó mano a recursos propios, acumulados de períodos anteriores. Vale recordar que en 2018 el Municipio fue superavitario, ahorrando unas monedas, cuando la economía retrocedía 2,5% interanual y faltaba plata en la calle. En los números del presupuesto, la posición financiera del Municipio parece ser sólida, aunque gastar por encima de los ingresos no sea un símbolo de austeridad. Teniendo en cuenta el panorama de la recaudación que se muestra a nivel nacional, es muy probable que las cuentas locales se ven muy apretadas para este 2020. Así y todo, no parece que el Municipio local transite demasiadas complicaciones. Sobre todo, teniendo en cuenta que con vía libre a la emisión podrán llover pesos de ser necesario.
Al mirar los ingresos del municipio por habitante -medida del esfuerzo económico generalmente empleada en el análisis de las cuentas públicas de provincias y municipios- el resultado muestra que el esfuerzo de los cañadenses ascendió a $19 mil per cápita o $70 mil por familia tipo durante 2019. Al comparar estos valores con los del año anterior, se observa un crecimiento de 47%, algo por debajo de la inflación que según el INDEC fue de 54%. Ahora bien, si tenemos en cuenta los recursos de propia jurisdicción, es decir, los que cobra directamente de los cañadenses, el crecimiento interanual se ubica en 52%. Estas comparaciones muestran dos cosas: primero, una disminución de la recaudación por el efecto inflacionario y, segundo, una mayor presión tributaria en la ciudad. La necesidad de recurrir en mayor medida al bolsillo de los cañadenses no es una novedad, más bien es un comportamiento que se acentúa en los últimos años como consecuencia del deterioro en términos reales de recursos que obtiene de la Provincia por medio de la coparticipación.
Pasando al lado de los gastos, dentro de los gastos de funcionamiento que el municipio efectúa para prestar los servicios habituales y sostener su estructura, se destaca el crecimiento de la partida Transferencias y de Bienes y Servicios No Personales. La primera, con un monto $80 millones, se multiplicó por 2,2 respecto al año anterior. A qué responde semejante crecimiento sería una buena pregunta. Al fin y al cabo, los cañadenses tenemos derecho a saber el destino de estas ayudas directas que brinda el Municipio y, sobre todo, sus montos y sus motivos. Tal vez haya razones de fondo que merezcan la atención de la comunidad. Tampoco resulta claro si estas partidas, que representan cerca del 13% del gasto, tendrán el mismo destino en 2020 que el año anterior, o dada la situación económica y social tendrían un destino más específico. Bienes y Servicios No Personales, por su parte, también registra un crecimiento considerable del orden de 70%. De la evolución de esta partida uno podría pensar en un mayor consumo de bienes intermedios en vistas de incrementar los servicios públicos a la comunidad. Y también puede pensar en el personal contratado, no los 390 empleados de planta que figuran en el presupuesto, sino en los “Servicios Profesionales y Técnicos”, “Otras Inversiones en Recursos Humanos” y otras partidas que forman parte del gasto político al cual contribuimos los cañadenses. No sería una mala idea poder tener una noción más clara del personal empleado por el Municipio, más allá de su situación contractual. Como la plata que sale nuestro bolsillo entre en sus bolsillos, como cañadenses, tendríamos que saber que estamos pagando.