Como siempre, a los gritos (de paso, ¿por qué grita?) el Presidente Fernández vociferó “la inflación no tiene otra explicación más que la especulación de un grupo de pícaros que quieren sacar ganancias en desmedro de los argentinos, Néstor lo planteó con nombre y apellido: este no es un problema de emisión monetaria el problema es la concentración de la producción de alimentos y para eso hay que ser firmes y plantarse frente a los poderosos”. Hace nada, están los registros, el mismo Fernández decía todo lo contrario y en época de Cristina le pedía que en vez de mandar a los militantes a controlar los precios, los mande a controlar a Marcó del Pont, en aquel momento presidenta del Banco Central. Para el sicólogo. Pero el desvarío no solo es del gobierno nacional, Rodríguez Larreta el mismo día en una entrevista dijo “hay que ir sobre los monopolios”. Hay que explicarle al Jefe Porteño que los monopolios pueden generar precios altos, no inflación, son bichos distintos.
La redondez de la tierra se comprobó empíricamente en 1522, sin embargo, a pesar de las pruebas contundentes, cada tanto surgen quienes creen que la tierra es plana, los seguidores de esas ideas, conocidos como terraplanistas, despliegan sus ideas basados en dos pilares: descreen de la ciencia y creen en teorías conspirativas. Es lo que pasa con los terraplanistas económicos que gobiernan: la madre de la teoría local es que la emisión monetaria no genera inflación y despliegan sus teorías conspirativas, la culpa de la inflación es de los formadores de precios, los empresarios insaciables, el neoliberalismo, o la derecha.
Debe haber pocos resultados en los que la ciencia económica es tan unánime como el que dice que la inflación es un fenómeno monetario. La inflación se define como el aumento de un conjunto de precios, de bienes y servicios expresados en una moneda de referencia, el peso en nuestro caso. Una de las tres funciones de la moneda es ser unidad de medida, por lo tanto si esa unidad de medida (pesos) aumenta, cae su valor porque se necesitan más unidades para comprar el mismo producto, que aumenta en cantidad de unidades. Eso es inflación. Si se emiten más pesos, cada uno de ellos comprará menos bienes y servicios. Del mismo modo que los terraplanistas descreen de la redondez de la tierra y creen en teorías conspirativas totalmente disparatadas, los terraplanistas económicos que gobiernan descreen que la inflación sea un problema monetario, en consecuencia no es responsabilidad del Estado. Si la inflación no es un problema monetario ni responsabilidad del Estado, hay que buscar en sus causas algún culpable. Al final, alguien tiene que haber detrás de la inflación. Los elegidos locales son los “empresarios”, nada nuevo, recordemos, cuando el mismo Kirchner escrachó hace dieciséis años a Alfredo Coto, “Coto, yo te conozco” y desplegó una cataratas de disparates que resultados a la vista, ya sabemos como terminó. La otra causa preferida de los terraplanistas económicos es la “puja distributiva”. Pregunta, ¿en los demás países del mundo, no existe “puja distributiva”? ¿Por qué no tienen inflación? De esos errores conceptuales, surgen medidas conceptuales, si el problema son los “empresarios” o la “puja distributiva” entonces pongamos controles de precios, precios máximos, ley de góndolas, acuerdos sociales que nadie cumple y demás disparates. No hace mucho fue la creación del SIPRE (Sistema Informativo para la Implementación de Políticas de Reactivación Económica), en la practica 1000 empresas deberían informar precios de venta, cantidades producidas y vendidas y stock de productos. Otra burocracia, desperdicio de energía, otra medida complemente disparatada, con el sello, en aquel momento, de Paula Español, Secretaria de Comercio Interior. Como la funcionaria no fue lo suficientemente efectiva y firme, ahora, el comisario político para establecer un sistema estalinista es Roberto Feletti. El copyright hay que buscarlo en el Instituto Patria, que seguramente no leyeron el libro 4000 años de controles de precios (Robert Schuettinger y Eamonn Butler) que recorre el historial de los controles de precios y que tienen una constante: todos, siempre, han fracasado. Desde el primero en Babilonia, pasando por la dinastía Zhou en China en el año 1000 AC donde había un ejército de controladores de precios cada 20 comercios a la actualidad, con los “chicos” de La Cámpora y algunos intendentes parados frente a las góndolas controlando los precios, los controles, siempre, han fracasado. Ya no atrasan 40, 50 años, sino 3000 años!!. Sin embargo los economistas terraplanistas son la columna vertebral de la economía K , y sus teorías alocadas se enseñan a cientos de estudiantes todos los años. Los resultados reflejan el fracaso absoluto de la aplicación de esas medidas absurdas porque la inflación sigue más viva que nunca y lo refleja su cara más dramática: 50% de pobres. Sin embargo, para los terraplanistas económicos que gobiernan, el problema no fueron las inconsistentes e insensatas medidas aplicadas hasta ahora. Fueron “buenas ideas y buenas medidas” El tema es que no han sido aplicadas en forma efectiva y fueron insuficientes.
La dosis, no fue lo necesariamente grande. Ahora la dosis será mayor: más controles, mas precios cuidados, más precios máximos, más “chicos” de La Cámpora e intendentes frente a las góndolas, más ley de abastecimiento, más ley de góndolas, más presión fiscal, más impuestos, más congelamientos. Por si no se animan Máximo Kirchner avisó, le dijo en un acto político al Presidente y a Axel, que “chiflen”, que ellos están. Hace poco más de un par de años los diarios publicaron una foto de soldados venezolanos controlando supermercados, Maduro había ampliado a 200 supermercados el control de precios acusándolos de provocar la escasez en un contexto hiperinflacionario. La inflación en Venezuela es 1946%. Al kirchnerismo le gusta ese modelo, Maira Mendoza gobierna Quilmes, ultra K, publico en su cuenta de twiter una foto de ella frente a una góndola “estamos recorriendo supermercados para controlar el cumplimiento de la medida del gobierno nacional…”. El barón de La Matanza Fernando Espinosa hizo lo mismo y publicó “si a garantizar los precios, si a controlar la inflación, si a cuidar a las familias”. Bingo, con Maira Mendoza, Espinosa y demás intendentes y militantes, así, a lo Maduro, a lo Chávez, vamos a terminar con la inflación. El resultado está escrito en piedra, el naufragio es el destino. A sacar el boleto en el Arca de Noé.
Más que la «INFLACIÓN», lo que hace fracasar, no sólo a la economía argentina en el actual contexto, sino en todos los contextos que venimos atravesando, bajo los gobiernos de fulano, mengano o sultano, ES LA CORRUPCIÓN.
Algunos buscaron préstamos internacionales gigantescos, supuestamente, para no emitir pero se corrompió y en lugar de utilizarse para inversión en el país, se usó para fugar los capitales y acumular fortunas personales fuera del país. Otros emitieron grandes cantidades de pesos y se apropiaron de ellos con licitaciones fraudulentas en la obra pública, favoreciendo a «amigos» que, hasta ese momento, nunca habían competido en ese tipo de licitaciones y hasta, ni siquiera, jamás habían tenido una empresa.
Los empresarios que, históricamente, habían «ganado» licitaciones (coima – mediante) para obras faraónicas en el país, con distintos gobiernos y que deben a ellas sus fortunas, ahora, se aventuran a competir políticamente por la gobernación y, ahorrándose el cohecho, seguir gozando de las bondades del poder.
Que la suba de precios de los grandes supermercados no genera inflación, en parte, es cierto, no lo hace directamente pero sí es responsable de que un asalariado necesite mayores ingresos para comprar lo mismo y el empleador, necesariamente, deberá aumentar los precios de sus productos para pagar mayores salarios. En el caso del estado nacional, deberá emitir mayor cantidad de billetes para satisfacer las necesidades de sus empleados (y de paso la voracidad de sus funcionarios).
En resumen, la inflación no aumenta sólo por el exceso de emisión monetaria, ya que ésta, si bien es el factor más directamente visible, sólo es la resultante de otros factores que, si bien, no son directos, sí son igualmente visibles y TODOS pueden sintetizar se en una sola palabra, CORRUPCIÓN.