“En esta película el argentino es una mierda, una película hecha por tilingos y gente apátrida, a Milei le encantó porque es apátrida”. La frase la dijo Nancy Pazos, periodista ultra K, y en alguna medida sintetiza, palabras más, palabras menos, todo lo que salió a decir el arco pogre K. El centro es Francella y le dieron para que tenga, guarde y archive. Homo Argentum es una comedia que no hace ninguna crítica política como tal, se ríe de la clase media, la clase alta, toca poco y nada temas de gobierno en sí mismo. Una lectura acertada puede ser la del legislador rosarino Alejandro Bongiovanni quién publico en X “la cosa transcurre en Recoleta, Retiro, el Microcentro, en la calle Florida, en el bar Invernadero, es más porteñum que argentum, tanto por las locaciones como también por la mayoría de las situaciones”.
Como a todos los populismos, y el kirchnerato es una de sus máximas expresiones, les molesta todo éxito que no fuera propio. El problema no es la película, el problema es que la gente elige a Francella y Francella no es propio. De Homo Argentum no pueden apropiarse porque fue financiada totalmente en forma privada, entonces hay que destruirla. Quizá les puede irritar algunas viñetas donde se parodia la doble moral, el doble estándar, algo tan propio de los populismos, y en particular del kirchnerato, como la escena del cura, donde exalta y romantiza la pobreza hasta que uno de los protagonistas lo interrumpe y le dice “estamos cagados de hambre”. O esa escena del director de cine que filma a los indios, los venera de la boca hacia afuera, pero después los denigra, se aloja en un hotel cinco estrellas y toma Don Perignon. Cualquier parecido con un kirchnerista leyendo Pagina 12 en el Alan Faena, o, barón del pobrísimo conurbano viviendo en Puerto Madero, no es pura coincidencia.
Debajo de los escombros económicos, de la corrupción como matriz política, quedó algo mucho peor, un legado de profunda degradación ética, de deterioro institucional y cultural que ha permeado en amplios estamentos sociales. Un modelo que exalta la doble moral y que elevó la ley del menor esfuerzo a dogma. Devaluó la cultura del trabajo, del estudio, del esfuerzo, igualo en todos los sentido hacia abajo. La avivada, el oportunismo, el atajo cotizan, en ese modelo, mas que el esfuerzo, el conocimiento, el trabajo, el estudio. Bajo frases demagógicas como “el Estado te cuida”, “el Estado presente” hicieron alarde de una impostura ideológica que en el discurso habla de igualdad e inclusión, mientras abusaron de los hechos estando en el poder. No conciben que algo se les escape del Estado. Por eso, para ellos, la meritocracia es una falacia. Por eso odian a Mercado Libre, una empresa que de la nada está en diez países, emplea a mas de cien mil personas, por eso odian a Messi y lo descalifican y dijeron de él “es un desclasado” al igual que sus compañeros de selección. Por eso no toleran el éxito de Homo Argentum. Por eso odian a Francella, porque simplemente la gente lo sigue, no le es propio, su éxito se debe a su trabajo.
Para los populismos el éxito ajeno del cual no se pueden apropiar es nefasto, el dolor es dolor si les es propio y así se apropian de tantas causas que las terminan envileciendo. Porque no lo sienten, es parte de la doble moral. Pasó estos días con el “Nunca Más”. Se rasgan las vestiduras por el uso del histórico “Nunca Más” en carteles de LLA.. Se equivocan en eso los de LLA. . Pero no es tan grave porque, Javo, Karina los Caputo, Lemoine y tantos mas, no tienen la menor idea de lo que fue la CONADEP, ni quienes fueron Sábato, Magdalena Ruiz Guiñazú, Fernández Meijide, el rabino Marshall Meyer o De Nevares. Tampoco saben exactamente quién fue Alfonsín o cual su dimensión histórica, tienen un leve recuerdo de lo que fue al final por la híper, no mucho mas que eso. O sea el uso del “Nunca Más” (que, insisto, es un error de parte de los libertarios) no es para ofender a nadie, es de brutos que son nomas con respeto a ese tema. Ahora bien, que el kirchnerato se rasgue las vestiduras por el uso del “Nunca Más”, es, como dijo alguna vez Cristina “too much”. Justo el kirchnerismo que usó el “Nunca Más” como le dio la gana, ningunearon a Alfonsín y a la CONADEP, y Néstor Kirchner, que a diferencia de los de LLA, si conocía a Sábato modificó personalmente el prologo original del documento escrito por Don Ernesto, para que maridara mejor con su relato. El mismo Kirchner que prohibió a las Madres en Santa Cruz siendo gobernador y que comenzó a amasar su fortuna quedándose con viviendas ejecutadas por la famosa ley 1050, del gobierno militar, con datos que le pasaba su amigo Lázaro Baez desde el banco de la provincia. Cuando llegó al poder llegó decir “ser de izquierda garpa” y se apropio de causas en las que nunca creyó. Cosas lindas que hace la política con la historia argentina.

El kirchnerato, ya sabemos, no tolera lo que no le es propio, le irrita que una película financiada por Disney sea un éxito y que Francella tenga el merito de que la gente lo elija y lo siga. Les duele no poder apropiarse de eso. Siguiendo en el cine, lo intentaron con El Eternauta. El personaje imaginado por Héctor Oesterheld ya traía, si se quiere, una carga ideológica, por la época en que fue escrito, por el destino de su autor y por la apropiación que había hecho el kirchnerato de este. Sin embargo no puede afirmarse que la serie dirigida por Stagnaro y que fue un éxito en Netflix tenga un carácter panfletario. A lo sumo, el personaje Juan Salvo y sus amigos de esa distópica Buenos Aires representan un aspecto presente de una parte de la Argentina, tipos solidarios, amigueros, nostálgicos. Pero lo “viejo funciona”, la frase pronunciada por Favali en la serie, fue rápidamente robada y cooptada por kircneristas y asociados como sinónimo de que todo tiempo pasado fue mejor. Fiel a su esencia. Con Homo Argentum no pueden y eso es lo que los irrita profundamente. A tal punto que la mayoría de los que lo critican, descalifican, ni vieron la película.





































