En Argentina nos hemos acostumbrado a pagar impuestos altos sin darnos cuenta. Una seguidilla de gobiernos con una voracidad recaudatoria insaciable y fuera de todo control ciudadano, recurriendo a argumentos de todo tipo, han encontrado la forma de incrementar permanentemente la presión impositiva sin que podamos percibirlo. En ocasiones, la incidencia de algunos impuestos es clara.
Cuando te llega una boleta con el aumento en la patente del auto, te resulta evidente que el gobierno incrementó el impuesto y ahora soportas una mayor carga tributaria que antes. En esta clase de tributos, denominados directos, la incidencia económica del impuesto es clara y visible. Dentro de este tipo se encuentran aquellos que gravan manifestaciones de riqueza, como los impuestos a los bienes personales, el inmobiliario y automotor.
No obstante, hay otro tipo de impuestos cuya carga no resulta para nada evidente, por eso se conocen como impuestos invisibles. En este grupo están impuestos indirectos como el IVA, Ingresos Brutos y muchos tributos municipales (tasas y derechos) que mayoritariamente gravan al consumo.
Si le pregunta a algún familiar o vecino cuántas veces pagó Ingresos Brutos o el DREI, lo más probable es que te responda que nunca. En cambio, seguramente alguna vez pagó la patente del auto, el inmobiliario o bienes personales. Esta distinción no es una mera cuestión técnica. En realidad, cuando vas al supermercado, compras ropa,sacas un pasaje para viajar, cargas combustible, etc., la mayoría de las veces estas pagando impuestos que inciden en el precio de lo que compras.
Un trabajo del IARAF muestra que en 2024 la carga tributaria de comprar en el supermercado era de, aproximadamente, 44%, figurando dentro de este porcentaje impuestos como el IVA, Ingresos Brutos y DREI. Esta invisibilidad de los impuestos afecta tus decisiones de compra porque, continuando con el ejemplo del supermercado, si sacamos la carga de los impuestos entonces podrías prácticamente llevar el doble de productos. Ahora bien, asumiendo que hay que pagar impuestos para que el Estado preste servicios, la invisibilidad de la carga les resta control a los ciudadanos.
No es casualidad que el peso de los impuestos directos en la recaudación sea bajo y la participación de los impuestos indirectos alta. De los primeros te podes quejar, de los segundos difícilmente te des cuenta; sobre todo, en un contexto inflacionario.
Con la intención de mostrar los efectos de los impuestos sobre los precios para que el consumidor pueda diferenciar de forma clara y sencilla el precio del producto y la carga fiscal, se sancionó el Régimen de Transparencia Fiscal al Consumidor. Desde enero de este año los tickets, publicidades y precios deben mostrar el precio total y el neto de impuestos nacionales (como el IVA).
En una segunda fase iniciada en abril se pretendía que las provincias se adhieran a este régimen para visibilizar tributos provinciales y municipales. Sin embargo, sólo cinco provincias se adhirieron al régimen (Chubut, CABA, Entre Ríos, Misiones y Mendoza). La principal razón de la falta de adhesión, que las provincias y municipios no reconocerán, es que al mostrar el peso de los impuestos la gente percibirá su incidencia y mostrará su disconformidad. Es más fácil gobernar cuando se le puede meter la mano en el bolsillo al laburante sin que se dé cuenta. Esto podría cambiar y es el momento de presionar para que la provincia de Santa Fe y el Municipio local se sumen hasta iniciativa.
Por Juan Cruz Varvello
Lic. en Economía