Al terminar la nota, con un dejo de resignación, la periodista ultra K, Julia Mengolini, dijo “solo le pedimos que no nos cague”. El pasado jueves se cumplió un año desde que Massa asumió el ministerio de Economía, y ahora también candidato presidencial. Veamos un par de números de su gestión: dólar blue de $ 285 a 560, inflación del 71 interanual al 150, evolución del PBI del 5,2 al menos 3, pobreza de 16810732 a 20172769, o sea que en su gestión se generaron poco mas de 3300000 nuevos pobres. Para la vocera presidencial, Gabriela Cerrutti “no hay crisis”. Según el índice de miseria de las naciones, Argentina está sexta precedida por Zimbabue, Venezuela, Siria, Líbano y Sudan. En los conglomerados urbanos la pobreza infantil alcanza los siguientes guarismos: Concordia 69,2%, Resistencia 64,3%, Santiago del Estero 64%, San Luis 61% Conurbano 59%. Agregó Cerrutti “crisis fue la del 2001”. Veamos, dólar en el 2001 $ 1, dólar hoy 560 (al momento de escribir esta nota), pobreza en el 2001 38,3%, pobreza hoy 44%, planes sociales en el 2001, 2 millones, hoy 20 millones. ¿Qué será para Cerrutti una crisis?
Con esos resultados, ¿puede un candidato/oficialismo ganar una elección?. Si nos atenemos a la ciencia política y a cualquier texto político, el no es contundente. Pero, lo que no considera la ciencia política es que esto es la Argentina y en la Argentina todo puede pasar. El oficialismo, para frenar a la derecha……, puso un candidato de derecha. Y sabemos, el partido más camaleónico de la historia nativa, el peronismo vota lo que sea, por más que no se sepa que va a pasar si Massa ganara ¿será el Massa que iba a “barrer a los ñoquis de la Campora” o será el Massa que ahora se abraza con máximo Kirchner? Dijo el Financial Times sobre Massa: “con Massa hay dos errores que no hay que cometer, subestimarlo y creerle”. Por eso, no es descabellado plantear como hipótesis que Massa pueda ganar. Y si hablamos de camaleónico recordemos a Grabois, el otro candidato por el oficialismo, dijo un par de días antes de ser candidato “si va Massa de candidato a presidente, si me llama Cristina y me dice, baja la lista y te damos toda la lista de diputados y senadores, Cristina, ni en pedo vamos a votar a este sinvergüenza, vendepatria y cagador de Massa, no hay forma –a los gritos- de que nos volvamos a comer a un Scioli, a un Alberto, no me lo vas poder explicar”. Grabois recoleta votos entre los mas cerrados y fanáticos kirchneristas, aunque ya avisó que de ganar Massa, será el candidato que hay que votar. Los más profesionales tragan sapos y escupen resignación, “le creo a Massa” dijo la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza. Fingir frente a los resultados de su propio gobierno y mantener la fe en un claro antagonista ideológico, charlatán y mentiroso profesional, como es Massa, es una de las grandes consignas del kirchnerismo. Lo mismo sucede con los muchachos de Carta Abierta que están calibrando su nuevo relato a favor de Massa que recortó programas sociales, degradó las jubilaciones, produjo una palpable contracción del salario real, además de haber impulsado graves denuncias contra Cristina y juró darle salida a los “ñoquis de la Cámpora”. Massa también consiguió la complicidad de los oligarcas sindicales de paladar negro, quienes se han puesto a explicar que el fracasado ministro de Economía es quién más conviene a sus empobrecidos afiliados. No vaya a ser cosa que voten a otro presidente que quiera desarmar los grandes negocios de los oligarcas de la CGT. Del otro lado, Massa también recoge el apoyo de un amplio sector de los industriales, es preferible un vivillo conocido que alguien serio, razonan en la Unión Industrial Argentina. En una actividad económica, Paolo Rocca, dueño de hasta no hace mucho la empresa mas importante del país, Techint, pidió un aplauso para Massa a viva voz. Nadie le pidió tanto, Paolo. Sucede que para un empresariado que en su mayoría es prebendario, siempre es preferible un massa, que les permitirá seguir cazando en el zoológico a otro que les exija aprender a caminar sin el crónico andador del Estado. Como siempre lo hizo el kirchnerismo en las campañas presidenciales, se convierte. Dejan de ser las peligrosas aves de rapiña y se presentan como inofensivas torcazas con la certeza de que la gente olvide su turbia agresividad y sus esotéricas recetas económicas, y confíe de pronto en su bonhomía democrática. Por eso, no es descabellado que Massa pueda ganar. Ahora bien, si eso se da, el lunes siguiente a la elección, el dólar será un barrilete sin cola.





































