Este país, plagado de violencia, emulando sistemáticamente a otros países en donde el narcotráfico es dueño y señor de todo; se enfrenta a una problemática ineludible; un pensamiento común que atraviesa a toda la sociedad pero que aún está en pañales. ¿Qué hacemos con los delincuentes? ¿Cómo erradicar a las mafias? ¿Cómo penar a los ladrones (poderosos y comunes)?
La violencia de la argentina, no es un hecho aislado, sino por el contrario, es un eslabón más de la cadena de corrupción que afecta a este sistema corroído por los políticos (no todos claro está) por los facinerosos y por los ciudadanos que por acción u omisión son cómplices de ello.
El narcotráfico, el neofeminismo, el deplorable sistema educativo, el desmérito, el desprecio por la cultura del trabajo, por la independencia económica; la victimización de los delincuentes y la violencia de las mujeres, el regocijo de la pobreza, la persecución ideológica y la utilización de los pibes como objeto de consumo, es moneda corriente… PERO NADIE HACE NADA.
Nos quejamos de todo, pero a la hora de poner el rostro y hacer la denuncia, preferimos ser anónimos y educaditos; para hacer buena letra con “la patrona”, con “la dueña”, “con “la señora”; porque “a ver si por andar reclamando o quejándome, después me pasa algo…”. Siempre nos va a pasar algo, hagamos o no lo hagamos, pero morirse siendo un sumido, un rastrero, un sacrificador de la dignidad de los propios hijos es decadente. Aplaudir un evento de tres noches, mientras por detrás nos roban, nos mientes, nos usan, nos persiguen, NOS BALEAN… es tristemente patético. Y todos sabemos algo “malo” de los poderosos, de los funcionarios de turno; pero no nos animamos a exteriorizarlo; porque “si hablo no me habilitan el kiosco, o en el club no ponen a mi hijo de titular los domingos, o no me van a dar el carnet del auto, sin saben que denuncié algo…”. Y ellos, los mafiosos, las escorias continúan allí afuera, en complicidad con los políticos de turno (socios o miedosos) envenenando a nuestros hijos, vaciando las arcas gubernamentales, exiliando a empresarios, a pibes ya todo aquel que quiera trabajar y tener el fruto de esfuerzo. Y nosotros lo dejamos pasar por incapaces, por sumisos y por cómplices…
Qué dolor se siente en la hondura de mi alma, al saber que desde hace más de 16 años, que ejerzo esta hermosa profesión, a seguir al pie de la letra los pasos del periodismo más profesional que se puede hacer en esta ciudad; la respuesta de la gran comunidad que me vio nacer, aún es blanda y adormecida; que muchos prefieren entregar a sus hijos por unas 30 monedas de plata, a tener la valentía de sacrificar todo por darles una comunidad honesta, limpia y con valores éticos y morales.
No soy quien para dar consejos, ni mucho menos para ponerme como ejemplo; pero por favor, entandamos de una buena vez que los males de la sociedad, son a causa de nuestra ignorancia y de nuestra omisión al combate de los mismos. Ningún político es corrupto si una comunidad no lo permite, ningún funcionario es mafioso, si la ciudad toda, no lo permite… por el contrario, LOS POLÍTICOS, LOS FUNCIONARIOS Y LOS MAFIOSOS DE ESTA SOCIEDAD SON EL RESULTADO DE LO QUE LA PROPIA COMUNIDAD PERMITE Y NATURALIZA.
Por esto, a la hora de quejarte, no sólo lo hagas en el bar o en la comodidad de tu casa; velá por dejarle a tus hijos una sociedad, una ciudad que se haga valer. Porque vos valés, lo que tu comunidad vale.